A pocos días de finalizar 2024, el precio de Bitcoin (BTC) al momento de comenzar esta nota se sitúa en 106.029 dólares. Mientras se consolida el nivel, ahora es que se puede decir que muchos usuarios en Estados Unidos están recién incursionando en este mercado. Aunque parezca increíble, están dando sus primeros pasos en el mundo de las criptomonedas.
Aun cuando, el volumen de operaciones de las últimas 24 horas, alcanzó los 92.631.422.948 dólares, representando un aumento de precio del 0.1% en las últimas 24 horas y un aumento de precio del 9.2% en los últimos 7 días, con una capitalización de mercado de 2.099.117.409.495 dólares, todavía hay personas que jamás han invertido en esta o en alguna otra criptomoneda.
Estos usuarios llevaban tiempo negándose a ingresar en el mundo de las criptomonedas tras años de escuchar que los referentes financieros, que lideraban la Reserva Federal (Fed) o la Comisión de Bolsa y Valores de los Estados Unidos (SEC, «por sus siglas en inglés»), los grandes Bancos e incluso inversores reputados como el propio Warren Buffett, el Oráculo de Omaha, decir que Bitcoin y las criptomonedas eran una estafa o eran “activos sin valor”.
De hecho, Buffet llegó a realizar afirmaciones cómo que Bitcoin era “probablemente veneno para ratas al cuadrado” o que Bitcoin “No es un medio duradero de intercambio o una reserva de valor”. También llegó a afirmar que “Si compras algo como Bitcoin o alguna criptomoneda, en realidad no tienes nada que haya producido algo. Simplemente estás esperando que el próximo compre más caro”.
Asimismo, Buffet afirmó que Bitcoin “No posee ningún valor intrínseco, pero que eso no impide que las personas quieran jugar a la ruleta rusa”. Con mensajes como estos, muchos inversores minoristas tradicionales e institucionales en Estados Unidos, simplemente se alejaron de Bitcoin y las criptomonedas por falta de confianza.
Además, parte de estos usuarios noveles fueron testigos del colapso del criptointercambio FTX hace un par de años atrás, y observaron cómo esto arrastró a todo el mercado e incluso afectó a unos 3 bancos en Estados Unidos.
Sin embargo, el juego cambió al mismo tiempo que el discurso de muchos actores, cuando Donald J. Trump, en su rol de candidato republicano a la presidencia, comenzaba hablar en sus mítines de campaña, que Bitcoin era el futuro de las reservas de valor, que podría ser más valioso que el oro, y otros mensajes más que llegaron cargados de promesas junto a la frase “Make America Great Again”.
Tras ganar la presidencia de ese país y convertirse en el presidente electo, este efecto tuvo una fuerte repercusión en el valor de la principal criptomoneda del mercado, el Bitcoin. De pronto, muchos de estos inversores tradicionalistas comenzaron a invertir en la popular criptomoneda y en algunos otros activos digitales por primera vez en sus vidas.
Gran parte de ellos apostaron por comenzar con los ETF de Bitcoin al contado, que les daba exposición a la criptomoneda sin poseerla, pero esto ha comenzado a cambiar a medida que las personas comienzan a introducirse en ese ecosistema, impulsados por la fiebre de un Bitcoin que superó la barrera psicológica de los 100.000 dólares.
Y es que los analistas consideran que si bien 2024 ha sido el año del resurgimiento de las criptomonedas, prevén que 2025 marcará el comienzo de una nueva era en ese sector, con el inicio del segundo mandato de Trump al frente de la Casa Blanca, el cual se ha convertido en un ferviente criptoentusiasta como muy pocos.
Un gobierno favorable al Bitcoin y las criptomonedas, apoyado por el creciente esfuerzo de cabildeo de la criptoindustria, dentro del Senado y en las cámaras estatales, estarían por desencadenar mayor inversión en el ecosistema, abriendo la posibilidad de que los estados y los fondos de pensiones, así como también las tesorerías públicas se abran hacia las criptomonedas.
Esta sola posibilidad abre un sinfín de oportunidades para la industria criptográfica, comenzando por una mayor inversión en Bitcoin por parte de los fondos de pensiones públicos, la creación de más y mejores servicios con criptomonedas, la creación de la reserva estratégica de Bitcoin, hasta una mayor adopción de los activos digitales dentro de la economía y la sociedad estadounidense.
De producirse esto, solo es cuestión de tiempo para que otras economías comiencen a imitar a Estados Unidos, como sucede con China, que en los últimos 30 años, se ha asegurado de construir un sistema financiero y bursátil basado en elementos que se pueden encontrar en el país de Trump, pero con un estilo más cauto, reservado y con una notable influencia política de Pekín.
Lo demás vendrá por añadidura, pues países como Australia, Canadá, Reino Unido, Brasil, Europa en general, así como también otros países, se sumarán a la iniciativa de crear sus propias reservas nacionales de Bitcoin, sobre todo, en tiempos en que muchos analistas han demostrado que la criptomoneda de Satoshi Nakamoto, es una gran cobertura contra la inflación, similar al oro, pero sin los costes de mantenimiento y manejo de precioso metal.
Si bien es cierto que en pocos meses o años muchos países lanzarán sus propias monedas digitales del banco central (CBDC, «por sus siglas en inglés»), estas apenas serán una representación digital de sus monedas fiduciarias respaldadas por los gobiernos. Ello lamentablemente juega en contra de las CBDC, ya que son propensas a la devaluación y a sufrir los embates de la inflación.
Mientras que por otro lado, a mayor respaldo gubernamental, institucional y minorista sobre Bitcoin y el criptomercado en general, esto servirá de un estabilizador de la volatilidad de los activos digitales, aumentando su confiabilidad y legitimidad frente las CBDC.
De allí que es previsible, que ante una mayor adopción general, sin duda llegarán más marcos normativos para regular las criptomonedas. De hecho, en Estados Unidos algunos legisladores estarían desarrollando nuevos proyectos de ley que serán introducidos en 2025 que buscarán ser más criptoamigables en sus jurisdicciones locales.
Esto sumado al impulso del nuevo gobierno federal que arrancará a partir del próximo 20 de enero, con Trump a la cabeza y apoyado por una mayoría aplastante en las dos Cámaras del Congreso estadounidense, seguramente traerán más regulaciones criptoamigables al contrario de lo que sucede en Europa con la ley de Mercados de Activos Criptográficos o ‘Markets in Crypto Assets’, mejor conocido como MiCA, que entrará en vigor en 2025.
En consecuencia, es probable, que la propuesta de ley de la senadora republicana por Wyoming, Cynthia Lummis, de crear una reserva federal estratégica de Bitcoin, sea la primera ley que vea la luz en 2025, ya que también forma parte de una de las promesas de campaña de Trump.
Después de eso, vendrá la lucha por las autorizaciones para que los fondos de pensiones públicos puedan invertir en activos digitales directamente, ya que es sabido que algunos de ellos, poseen pequeñas inversiones en criptoempresas mineras, de comercio de activos digitales e incluso de almacenamiento de criptomonedas, pero aún no han comprado activos digitales.
Aunque algunos de estos fondos de pensiones han invertido en ETF de Bitcoin al contado, solo han invertido en un instrumento financiero que ofrece exposición al precio del activo digital per sé, lo que indudablemente no significa inversión en el activo subyacente.
Además en 2025, los analistas predicen un aumento en la inversión institucional y minorista en los ETF de criptomonedas que brindan los grandes gestores de activos como BlackRock, Invesco y Fidelity, entre otros, lo que podrá continuar impulsando el mercado cripto.
Tan sólo basta con observar detenidamente las predicciones de Bitwise Asset Management y VanEck, para entender por qué 2025, será el año de la consolidación del ecosistema criptográfico en el mundo, con una cotización de Bitcoin cercana a los 200.000 dólares o más.