Las preocupaciones de los inversores de Wall Street se hacen más patentes, tras el cierre de la semana pasada, luego del informe que sacudió en centro financiero de Estados Unidos, el cual mostró que la inflación sigue siendo más alta de lo que se esperaba.
Cuando la mayoría de los inversores esperaban algún nivel de contención o reducción de la inflación en enero, quedó claro que el aumento del costo de vida por los momentos no tiene freno, lo que sacudió aún más Wall Street el pasado jueves.
El informe que estremeció a los inversores, mostraba unos datos del informe sobre los precios al consumo de principios de semana que sugería que la inflación no se está enfriando tan rápida y suavemente como se esperaba.
De allí, que los datos del cierre del mercado para el pasado viernes, fueron desalentadores. El Promedio Industrial Dow Jones perdió un 1,3%, mientras que el índice S&P 500 bajó un 1,4%. Por su parte, el índice compuesto Nasdaq cayó un 1,8 por ciento.
En perspectiva, las jornadas de la semana tuvieron resultados mixtos. El Dow Jones de Industriales, registró una pérdida del 0,1% y el selectivo S&P 500 cayó un 0,3%, por lo que en ambos marcadores, sólo se ampliaron las pérdidas acumuladas de las semanas anteriores, mientras que el índice Nasdaq, logró un avance de 0,6%.
De acuerdo a los datos del demoledor informe, los precios al por mayor fueron un 6% más altos el mes pasado que un año antes. Aunque se trata de una desaceleración con respecto a la tasa de inflación del 6,5% de diciembre, es peor que el 5,4% que esperaban los economistas.
De hecho, la economía estadounidense con el pasado mes de enero, encadenó su séptimo mes consecutivo de enfriamiento en los precios de consumo. Esto devuelve los precios al consumo a niveles no vistos desde octubre de 2021, de acuerdo a los datos de la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS, «por sus siglas en inglés»).
Al revisar el Índice de Precios de Consumo (IPC) anualizado, este dato cerró con un crecimiento del 6,4% interanual en enero, una décima menos que en diciembre pero dos décimas más que las previsiones de los analistas 6,2% lo cual es muestra de la resistencia de la inflación.
En cambio, la tasa mensual del indicador de los precios, mostró una tendencia alcista, al subir cinco décimas +0,5%, conforme a las previsiones, aunque volvió a mostrar la resistencia a calmarse de los precios de consumo.
Mientras tanto, la inflación subyacente -que excluye alimentos y energía- descendió hasta el 5,6%, una décima menos que el 5,7% registrado en diciembre. Sin embargo, este dato es más alto que las previsiones de los economistas, los cuales esperaban un 5,5% en la lectura del mes. Por su parte, la tasa mensual también aumentó un 0,4%.
Básicamente, la inflación en Estados Unidos aún se mantiene fuerte y apenas se redujo un poco en enero. En comparación, los precios de consumo en términos mensuales tuvieron un alza de un 0,5 %, mientras que los precios de los productores un 0,7 %.
El informe en pocas palabras señala que la inflación se aceleró en enero en términos intermensuales, incluso después de excluir los precios de los alimentos, la energía y otros estratos, que son rubros que están en una tendencia alcista.
Este escenario, de la desaceleración de la inflación mayorista en Estados Unidos durante enero menor a lo esperado por los economistas, se suma a los mensajes de la Reserva Federal (Fed) de EEUU, que apuestan por una mayor agresividad en las subidas de los tipos de interés para controlar la inflación.
Hasta ahora, la Fed ha subido los tipos de interés hasta situarse entre el 4,50% y el 4,75%, desde casi cero hace apenas un año atrás. Sin embargo, existe la posibilidad que la próxima subida lleve los tipos hasta 5% y 5,25%.
Pero esto no es todo, ya que la Fed ha dicho recientemente, que espera realizar un par de subidas más antes de mantener los tipos en un nivel alto, durante algún tiempo o al menos hasta finales de este año, lo que podría llevar los tipos hasta 6% y 6,25%.
Esto obviamente ha generado nerviosismo en las bolsas, porque la resistencia que presenta la inflación a la terapia de los responsables de la Fed, sigue presionando la economía estadounidense y continuará haciéndolo.
Esto afectará los resultados trimestrales, semestrales y anuales de las empresas. En consecuencia, afectará el desempeño de las inversiones en las bolsas más allá de lo estimado, por lo que los inversores no están muy entusiasmados con los aumentos de tipos de la Fed.
Los inversores están temerosos ante las decisiones que la Fed y el Banco Central Europeo (BCE), puedan tomar para controlar la inflación en Estados Unidos y en Europa. Es posible que tanto la Fed como el BCE, continúen con el guion de aplicar medidas aún más restrictivas en la política monetaria y durante más tiempo, al punto que ello termine resintiendo la economía.
Parte de este temor, se fundamenta en las declaraciones de la presidenta de la Fed de Cleveland, Loretta Mester y del presidente de la Fed de St. Louis, Jim Bullard, quienes la semana pasada fijaron posición en defensa de una subida de los tipos de interés superior a la de enero, que fue tan sólo de un cuarto de punto.
Ambos funcionarios se mostraron a favor de una subida de al menos de 50 puntos básicos. De igual manera, el pasado viernes la gobernadora de la Fed, Michelle Bowman, confirmó esa misma posibilidad para contener los precios que continúan siendo altos en EEUU, al señalar que falta mucho por hacer para alcanzar su meta de llevar la inflación al 2%.
Aunque este lunes, Wall Street se mantendrá cerrado debido al festivo del Día de los Presidentes en Estados Unidos, todavía se esperan más datos sobre la inflación en ese país durante la semana, lo que pudiera agitar aún más las bolsas.
Ello puede aumentar la preocupación de los inversores, en vista de la persistencia de la inflación, lo cual sin duda seguirá empujando a la Fed a ser aún más agresiva con los tipos de interés, como mecanismo para reducir el aumento de precios.
Pero este constante aumento de los tipos, puede tener impactos en la economía indeseables, como elevar los costos de la inversión, lo que al final se traducirá en mayores precios, aumentando el riesgo de una recesión en Estados Unidos.
El año pasado, la Fed estimaba que la debilidad de la economía podría durar unos meses, pero recientemente ha cambiado sus expectativas para la inflación que podría estar “más alta por más tiempo”, llegando a calcular que incluso podría durar hasta un año.