Con la creación de Bitcoin (BTC) hace 15 años atrás, comenzó una época marcada por un mayor control de las finanzas personales por parte de todos aquellos que fueron golpeados por el último gran crack financiero del año 2008, que dejó varios miles de millones de dólares en pérdidas en todo el mundo, así como millones de desempleados y empresas quebradas a nivel mundial.
Literalmente, desde sus inicios Bitcoin como un invento profundamente disruptivo cumplió con su objetivo de cambiar al mundo, incluso al sector financiero que debió adaptarse a una nueva realidad para no perder más terreno frente al DeFi.
Con Bitcoin, el poder del dinero está en manos de las personas y no en las de unos pocos dueños de bancos que controlan países y regiones enteras del mundo a voluntad, gracias a sus conexiones políticas y comerciales.
Si bien es cierto, que con la creación de Bitcoin por parte de Satoshi Nakamoto, también apareció toda una plétora de criptoactivos a disposición de las personas, algunos con un enorme potencial que está desarrollándose continuamente mientras que otros son por así decirlo, “sólo son basura”, lo cierto es que el mundo no ha sido el mismo desde su lanzamiento.
Tras años de una montaña rusa con altibajos peligrosos por la alta volatilidad, con ballenas que movían miles de millones a voluntad para alterar el valor de Bitcoin o cualquier otro criptoactivo, así como un entorno desregulado que funcionaba como el Lejano Oeste, hemos llegado a una época donde a pocos días del halving de este año 2024, el mercado de criptomonedas ha logrado importantes hitos que pudieran ser rotos en el futuro próximo.
Aunque, organizaciones como el Banco de Pagos Internacionales (BPI), el Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional (FMI), han llevado a cabo una larga campaña de descrédito de Bitcoin y las criptomonedas en general, los usuarios de la región adoptan Bitcoin cada vez en mayor medida.
Durante años se asoció a los criptoactivos privados casi de manera exclusiva a las actividades delictivas, lavado de dinero, terrorismo, venta de armas y drogas, así como todo tipo de actividades mal vistas, sin que ello fuera del todo cierto, con el único objetivo de alejar a los países y sus gobiernos de las criptomonedas y una regulación amigable en estas naciones.
Pero esto, en 2024 parece estar cambiando, luego que en Estados Unidos, la Comisión de Bolsa y Valores (SEC, «por sus siglas en inglés»), aprobara los fondos cotizados en bolsa (ETF) Bitcoin al contado, haciendo que el mercado explote captando más de 110 mil millones de dólares en volumen de operaciones en marzo, una cifra tres veces mayor que los volúmenes de enero y febrero.
Ese caudal de capital que entró al mercado, durante el pasado mes de marzo llevó a Bitcoin a alcanzar niveles récord y marcar su nuevo ATH, hace 27 días atrás, cuando cotizó a 73.737,94 dólares el pasado 14 de marzo, aunque al momento de redactar esta nota su precio es de 71.425,14 dólares, según CoinGecko.
Este auge del mercado impulsado en gran parte por los grandes fondos de cobertura como BlackRock, Grayscale y Fidelity entre otros, que ahora pueden vender instrumentos financieros como ETF o ETP de Bitcoin al contado en la bolsa, “dependiendo de cómo se vea”, haciendo que BTC sea asequible y seguro a todos los inversores minoristas, mayoristas e institucionales.
Cuando estos instrumentos comenzaron a cotizar el 12 de enero de este año en la bolsa, el precio del activo de referencia, es decir Bitcoin, se cotizaba a alrededor de 45.000 dólares. Desde entonces, esta criptomoneda ha subido exponencialmente, generando un cambio en la dinámica del mercado y en las voces críticas de Bitcoin.
En Latinoamérica, las cosas todavía no están avanzando de manera positiva para las criptomonedas, pues a pesar que en Centroamérica, El Salvador ha adoptado al Bitcoin como moneda de curso legal desde 2021 y sus posiciones en BTC han crecido en los últimos meses al mismo tiempo que aumenta su beneficio, todavía hay algunas cosas por solventar.
Por ejemplo, en diciembre del año pasado, la Oficina Nacional de Bitcoin (ONBTC), en un comunicado, había prometido que emitiría los Bonos Volcánicos de Bitcoin, “durante el primer trimestre de 2024” pero aún se desconoce si el proceso se llevó a cabo en la fecha prometida.
A pesar de los retrasos, El Salvador pareciera tener la situación de Bitcoin y las criptomonedas bajo control, con una ley robusta que regula y facilita dentro de ese país los pagos de bienes, servicios e incluso impuestos con la criptomoneda desarrollada por Nakamoto. Pero más allá, en Costa Rica, otro país Centroamericano, ocurre todo lo contrario.
Varias organizaciones, empresas y políticos han alertado que en Costa Rica, ya se conocen los detalles acerca de una propuesta de ley que, estaría por limitar o restringir las actividades basadas en Bitcoin y otras criptomonedas en ese país.
Like most countries, Costa Rica lacks proper legislation concerning the ownership and trading of #Bitcoin and other digital assets. However, recently the nation has resumed debates around a potential crypto assets law that could compromise the ability to freely use Bitcoin as… pic.twitter.com/2weUPjOo0w
— JAN3 (@JAN3com) April 6, 2024
De hecho, en un hilo en la red social X, JAN3, una compañía de tecnología de Bitcoin enfocada en expandir el acceso a Bitcoin y la libertad financiera en todo el mundo, dirigida por Samson Mow, reveló que en Costa Rica, la criptoindustria y los usuarios, enfrentarán desafíos regulatorios debido a una propuesta de ley de criptomonedas que se encuentra en discusión.
“Como la mayoría de los países, Costa Rica carece de una legislación adecuada sobre la propiedad y el comercio de #Bitcoin y otros activos digitales. Sin embargo, recientemente la nación ha reanudado los debates sobre una posible ley de criptoactivos que podría comprometer la capacidad de utilizar libremente Bitcoin como dinero para las transacciones diarias”.
Según relató JAN3, Costa Rica está debatiendo una propuesta de ley de criptomonedas que podría limitar el uso de Bitcoin para transacciones diarias. “Como es habitual, los temores a menudo vinculados al espacio criptográfico han desempeñado su papel en estos debates, siendo las prácticas KYC y AML el centro de las medidas propuestas”.
Y añade: “Estos debates confirman el propósito de la misión de JAN3 de educar a gobiernos y políticos de todo el mundo sobre cómo diseñar mejores políticas de Bitcoin que, en lugar de restringir las oportunidades potenciales de crecimiento, puedan fomentar el bienestar económico de los estados-nación y sus pueblos”.
JAN3, señala además, que las regulaciones que están en discusión como la de Costa Rica, buscan añadir normativas “Conozca a su Cliente” (KYC, «por sus siglas en inglés») y “Anti-Lavado de Dinero” (AML, «por sus siglas en inglés»).
Por razones obvias, tras años de mensajes de organismos multilaterales acerca del peligro de las criptomonedas, los políticos Centroamericanos y Latinoamericanos en general, tienen temores de que crezca un sistema financiero privado, administrado por las personas directamente, sin confiar su dinero a terceros.
De allí que, el debate se centra esencialmente, en la búsqueda de crear regulaciones proteccionistas que regulen la propiedad, el comercio y la inversión en criptomonedas, antes de avanzar más allá en permitir la adopción masiva en sus países.