Tras el golpe dado por el FBI a los ciberdelincuentes de DarkSide, cuando incautaron la mayor parte del dinero solicitado por la extorsión contra la empresa Colonial Pipeline, de Georgia, Estados Unidos, se creó cierto pánico en muchas personas por lo que ello implica.
Todos fuimos testigos, de cómo un organismo policial de un estado, había sido capaz de rastrear los bitcoins pagados a los ciberdelincuentes que atacaron con ransomware a la víctima y tras haber dado con el Wallet, procedió a incautar la cantidad de monedas que allí se encontraban.
En esta operación, el FBI recuperó 63,7 bitcoins (valorados para el momento de la incautación en $2,3 millones de dólares) de los 75 bitcoins que fueron pagados por el rescate de las computadoras de la empresa Colonial Pipeline afectadas con un ransomware.
Este ataque detuvo el suministro de combustible que proporciona la compañía a través del gasoducto que recorre la costa este de Estados Unidos y que llevó al gobierno a emitir una declaración de emergencia para paliar los efectos de desabastecimiento.
Sin embargo, más allá de una historia que generó asombro y pánico en muchas personas, así como titulares en los medios, se abrió el debate en algunos foros de la Dark Web donde se reúnen ciberdelincuentes, sobre la necesidad de cambiar a otras alternativas como medio de pago.
Y es que ahora, con la cantidad de empresas que ofrecen servicios de seguimiento de pagos y análisis del Blockchain de Bitcoin hace que sea más que latente, buscar otras opciones, ante la creciente falta de privacidad en las transacciones realizadas con esa criptomoneda.
Esta transparencia ha llevado a que Bitcoin, no sólo tuviera una caída en su valor, sino también en su popularidad. Los ciberdelincuentes ahora buscan alternativas que sean irrastreables, para su reemplazo y es posible que alguna moneda ofuscada venga a ocupar ese lugar.
Todos saben que el protocolo creado por Satoshi Nakamoto no fue diseñado específicamente para ser totalmente anónimo y es por eso que probablemente se pueda ver un cambio en el diseño en los ataques de ransomware que pidan pagos en Monero, Zcash o Dash en lugar de Bitcoin.
De hecho, las monedas anónimas, llamadas anoncoins o “criptomonedas opacas” son aquellas que permiten hacer transacciones de valor, con la característica básica de la privacidad y anonimato, haciendo que sus transacciones sean difíciles o imposibles de rastrear.
A este grupo de criptomonedas pertenecen tanto Monero, Zcash o Dash, pero también muchas otras como: Verge, Bytecoin, Komodo, Horizen (antes ZenCash), CloakCoin, Navcoin, Stealthcoin, así como otras menos conocidas.
Estas criptomonedas alternativas tienen mucha aceptación entre las personas que desean tener sus pagos absolutamente anónimos y confidenciales, sobre todo al resto de las miradas que pudieran tratar de hacer seguimiento de los pagos en su cadena de bloques.
Mientras la mayoría de las criptomonedas existentes, incluidas Bitcoin y Ethereum, poseen cadenas de bloques absolutamente públicas y transparentes, es justo en ese punto, donde estas criptomonedas se destacan por hacer la diferencia.
Con las anoncoins, las transacciones no pueden ser verificadas y/o rastreadas por cualquier persona, empresa u organismo de seguridad que potencialmente esté haciendo seguimiento a alguna transacción específica.
Las anoncoins más usadas son Monero, Zcash o Dash, sin embargo, hay claras diferencias entre ellas. Monero por ejemplo, ofrece transacciones privadas, para todas las operaciones que se realicen por defecto con dicha criptomoneda.
Mientras Zcash o Dash, entre otras de estas anoncoins, ofrecen esta característica a solicitud del usuario para pagos puntuales, ya que son usadas para pagos específicos y no como una característica por defecto en todas las transacciones.
En caso de Bitcoin, Ethereum y la mayoría de las criptomonedas del ecosistema criptográfico, las direcciones de envío y recepción asociadas a las transacciones dentro de su cadena de bloques, están expuestas, las cuales podrían estar potencialmente vinculadas a identidades del mundo real.
Finalmente estas identidades, pueden ser rastreadas y ubicadas con cierta facilidad por las personas, empresas u organismos de seguridad que poseen la capacidad de hacerlo. Por el contrario Monero, ofrece un entorno extremadamente privado e imposible de rastrear.
Muchas personas consideran que las anoncoins son extremadamente peligrosas, porque no sólo la usan los cibercriminales, ya que también podrían ser usadas por los delincuentes y terroristas en el mundo real para lavar dinero y esconder capital proveniente de actividades ilícitas.
Este discurso se ha visto amplificado por los medios que se han encargado de darle mala fama a estas criptomonedas, pero sobre todo a Monero, señalándola de ser la criptomoneda favorita de los ciberdelincuentes, delincuentes y terroristas en general.
Sin embargo, estos medios no reflejan toda la verdad, pues también hay personas que por decisión encuentran imperativo proteger su privacidad y anonimato frente a determinadas situaciones en la que se pudieran encontrar.
Nadie dice por ejemplo, que en algunos países de Latinoamérica y Asia, donde la libertad de prensa está restringida, algunos periodistas que cubren la situación de sus países han recibido y todavía reciben apoyo financiero desde el exterior mediante Monero, y otras anoncoins.
Precisamente este es el tipo de uso para el que estas criptomonedas fueron diseñadas, protegiendo la identidad y el anonimato de quien envía y recibe valor mediante esta criptomoneda, evitando dejar al descubierto las posibles identidades de las personas involucradas.
Sin embargo, por su capacidad para crear un entorno anónimo y privado de pagos, estas criptomonedas son cada vez más utilizadas por cibercriminales que buscan resguardarse del rastreo que llevan a cabo las agencias policiales para dar con sus identidades en el mundo real.
Toda esta actividad cibercriminal, ha hecho resurgir la necesidad entre algunos gobiernos, incluyendo el de Estados Unidos, de imponer regulaciones contra la evasión fiscal y el lavado de dinero, facilitado por las criptomonedas en general, pero sobre todo por las anoncoins.
Debido al uso por parte de ciberdelincuentes de este tipo de criptomonedas, se cree que las mismas serán uno de los objetivos de la próxima generación de regulaciones, que se impondrán en Estados Unidos, la Unión Europea y parte de Asia.
Los expertos vaticinan que los gobiernos, penalizarán a las casas de cambio y servicios DeFi que utilicen monedas opacas, las cuales hacen imposible el rastreo de las autoridades. Lo cual desde ya, supone un gran reto para uso de este tipo de criptoactivos, por parte de sus usuarios.
Mientras el Bitcoin almacena en su blockchain todas las transacciones, estas criptomonedas, incorporan tecnologías diferentes que favorecen el anonimato de los usuarios, lo que es atractivo para que los delincuentes de ransomware puedan mover el dinero sin ser rastreados.
Pero, la más usada por los ciberdelincuentes por la capacidad extrema de anonimato es Monero. Una criptomoneda que fue lanzada en 2014 con la finalidad de brindar transacciones que son confidenciales e imposibles de rastrear, incluso más que Zcash o Dash.
Monero, posee la capacidad de ocultar de la mirada de terceros, todos las transacciones registradas en su cadena de bloques. En contraste, Bitcoin, es literalmente un libro abierto que muestra desde la dirección del remitente y destinatario, así como el valor movido.
Debido a esto, cada vez más ciberdelincuentes, están buscando alternativas menos rastreables que Bitcoin, que les permitan recibir el pago de sus secuestros virtuales en total anonimato y sin correr el riesgo de ser identificados en el mundo real.
Es más probable que en las nuevas versiones de ransomware que lleguen próximamente a las empresas, en lugar de solicitar el pago de Bitcoin, empleen Monero o cualquier otra criptomoneda con similares características.
Este posible «resurgimiento» de Monero, como criptomoneda para cobrar recompensas, está siendo visto por las autoridades como una amenaza real. Su relevancia había caído mucho en los últimos dos años, pero ahora parece estar reviviendo.
Monero como criptoactivo en los mercados, en su punto más alto ha llegado hasta los $517.62, pero actualmente se encuentra en $276.63 al momento de redactar esta nota. Posee una capitalización de mercado de poco menos de $5.000 millones de dólares.
Sin embargo, es posible que comience a despuntar debido en gran parte a que los cibercriminales podrían migrar a esta criptomoneda, obligando a algunas empresas a comprar y mantener en reserva ciertas cantidades de Monero y otras anoncoin, para atender este tipo de eventos.
Este hecho, ya había sido resaltado por Rick Holland, director de seguridad de la información de Digital Shadows, en declaraciones a CNBC, cuando dijo que Monero subió más de un 250% en los primeros meses del año, producto de un mayor uso por los ciberdelicuentes para cobrar rescates.
Sin embargo, todavía Monero debe enfrentar el hecho, que no es una criptomoneda tan líquida como otras, ya que no está disponible en gran parte de los sitios de intercambio regulados de Estados Unidos, por lo que hacer operaciones con ella, es algo complicado fuera de su entorno.
Si bien es cierto, que Monero ya posee siete años de existencia, aún no es una criptomoneda ampliamente utilizada como algunas otras que tienen menos tiempo, y esto es debido a que, al ser tan opaca, no es fácil encontrar donde cambiarla o que pueda ser tan ampliamente aceptada.
Sin embargo, aunque los países puedan imponer trabas y regulaciones a Monero y otras anoncoins, lo cierto es que siempre habrá servicios o sitios donde se pueda intercambiar esta criptomoneda por cualquier otra a cambio de una comisión.
Además, con la llegada del DeFi, es probable que se creen servicios de descontaminación de monedas basadas en Monero y otras anoncoin, que sirvan a los intereses de los ciberdelincuentes que tras cobrar un rescate, necesitan limpiar sus monedas.