Por Ismael Santiago Profesor Doctor en Universidad de Sevilla
Blockchain es y será tan grande porque está rediseñando, redefiniendo y reconstruyendo la estructura subyacente de Internet y su cadena de valor, tal y como la conocemos.
Estamos pasando de una economía digital online, dominada por intermediarios que “llevaban las cuentas” de las transacciones que hacemos a otra muy distinta y descentralizada, donde de manera empoderada todos nos vigilamos, los unos a los otros, y podemos hacer “las cuentas” de lo que hacemos “entre todos”, gracias a la suma de dos tecnologías: la criptografía y la tecnología P2P.
Ambas tecnologías juntas crean una innovación disruptiva que denominamos Blockchain, tecnología que está implícita en las principales criptomonedas.
Estamos ya pasando de un Internet como red de transmisión de información a Blockchain como red de transmisión del valor (en términos de riqueza), gracias a la descentralización que permite las matemáticas y la tecnología criptográfica.
La forma en que Internet está diseñado actualmente (Web2) permite a un puñado de empresas capturar todo el valor (y lo hacen), haciéndose propietarios de los datos y la privacidad de sus usuarios, gracias al esquema actual de Internet como red de transmisión de copias de información,
En donde la copia original es ostentada en propiedad en los servidores centrales del oligopolio mundial de plataformas que dominan la economía de vigilancia actual, nos referimos principalmente a: Meta (antigua Facebook), Google, Microsoft, Netflix, Twitter, Tesla, Amazon y Apple, entre otras.
Estas multinacionales oligopolistas y sus influyentes plataformas están capturando casi todo el valor que crea el actual Internet.
Los creadores del valor (nosotros, los usuarios) no capturamos casi ningún valor y las rentas que generan nuestra principal fuente de renta, el factor trabajo, cada vez es menor, haciéndonos progresivamente más pobres.
Web3 es la próxima versión de Internet.
Web3 se está construyendo en plataformas descentralizadas como Bitcoin, Ethereum, Cardano, Terra, Polkadot, Avalanche, Solana …
Clarísimamente, Blockchain ya supone al capital lo que Internet supuso a la información, en donde todas las entidades podrán ser: su propio banco (DeFi), su propia organización (DAO) y su propia propiedad digital e identidad (NFT).
La idea de este nuevo Internet (Web3) es que el valor se distribuya entre los usuarios de los protocolos y no solo acumularse entre los actuales intermediarios y agregadores como Google o Facebook (como en Web2).
Es evidente que los humanos y los programas informáticos tienen una concepción muy distinta de lo que es la riqueza y su distribución.
En el caso de los protocolos Blockchain la riqueza la entienden como redes cada vez más grandes, seguras, influyentes y útiles, y para este fin distribuyen esta riqueza generada entre sus usuarios vía token.
La extensión generalizada y global de este proceso es en lo que derivaría el Internet del Valor, que es lo que le da ese sentido disruptivo a la Web3.
La imagen muestra claramente que en Web2, empresas como Google y Facebook capturan todo el valor ($$$$).
Web3 elimina todos los intermediarios y distribuye el valor por igual entre creadores y consumidores.
El cambio disruptivo en la cadena de valor de Internet significa que se crearán modelos de negocio completamente nuevos y, por lo tanto, significa enormes oportunidades para todos los involucrados en el espacio blockchain y criptográfico.
Por primera vez en la historia, nosotros, los usuarios, podemos gozar libre y plenamente de nuestra propiedad privada, gracias a las propiedades que otorga la tokenización: el control de lo mío gracias a mis claves criptográficas y a la veracidad y la transparencia que me otorga el registro de tales propiedades en Blockchain.
Un mundo digital con escalabilidad exponencial, sin las evidentes limitaciones físicas que impone el mundo real analógico.