La revolución de las criptomonedas y el falso dilema entre Bitcoin y Ethereum

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Por Mariano Craiem, CTO & Co-founder SatoshiTango

De repente, las criptomonedas abandonaron el nicho de los iniciados, los traders y los expertos en tecnología o finanzas, y se instalaron en la consideración del público en general.

El cambio de estatus coincide con varios fenómenos que, a su manera, estimulan la curiosidad de la gente por entender e ingresar a ese segmento de la inversión y los negocios, desconocido para el gran público hasta hace poco.

Por un lado, los medios están dando cuenta de una situación de bull market que nos recuerda lo que vivimos hacia fines de 2017, cuando la cotización de la moneda digital estuvo muy cerca de los u$s 20.000 por unidad. El precio de la criptomoneda se hundió meses después a menos de u$s 3.200.

El evento, en aquella oportunidad, estuvo muy ligado al imperio del FOMO (del inglés fear of missing out, «temor a dejar pasar» o «temor a perderse algo»), descripto como la angustia que algunos usuarios de las redes sociales presentan por temor a no enterarse de informaciones o eventos, al parecer, trascendentales y que los lleva compulsivamente a sumarse, en este caso comprando y haciendo elevar la cotización.

La inversa del FOMO, su contracara, es el temor a quedar atrapados en una inversión que, en determinado momento comienza a lucir menos espectacular y así la gente sale en estampida de ese activo, derrumbando su cotización. Las dos puntas de un mismo lazo.

El bull market presente tiene, sin embargo, componentes que no estaban en 2017.

Aunque también hay elementos de volatilidad que los emparentan, el ingreso de los fondos institucionales a la adquisición de criptomonedas le está poniendo límites al dibujo de serrucho con picos y valles pronunciados que exhiben habitualmente la experiencia de burbujas de ciertos activos de inversión.

Tras las cotizaciones récord de comienzos de año, por encima de los u$s 34.000, el precio del bitcoin vio una corrección pero de ningún modo opacó el fenómeno, que persiste hasta el momento.

El ingreso de los fondos se caracteriza por posiciones más a largo plazo, no aparecen en una dinámica de entrar y salir y no parecen dispuestos a entrar en enloquecedoras ventas en corto sino como alternativa de inversión. Se verifica asimismo, más como refugio, como expresión de una necesidad, además, de tomar a las cripto como medios de pago para distintos tipos de transacciones, lo que se relaciona, entre otras cosas, con la transparencia, inmediatez y seguridad de las operaciones que provee la red blockchain. Con el ingreso de los fondos, se necesitan ahora más dólares para mover el mercado.

El caso de MicroStrategy, una empresa que cotiza en la bolsa de valores de Nasdaq, es muy instructivo. Diría más: es fascinante. Con alta exposición en bitcoin, su papel evoluciona desde hace un tiempo con la cotización de la cripto.

Con la enumeración de todos estos fenómenos sólo pretendo dar un contexto, de ninguna manera atribuirme la capacidad de establecer las causas eficientes del movimiento de las cotizaciones. Quien pretenda hacerlo, simplemente miente. Nadie sabe, exactamente, por qué ni cuánto va a subir bitcoin.

Sí puede decirse, en tanto, que existe un trasfondo, además, de extrema liquidez en el mundo determinado por los paquetes de estímulos elaborados por los gobiernos y bancos centrales de las principales economías globales para rescatar a empresas e individuos en el contexto de la pandemia de coronavirus.

El carácter inflacionario de estas emisiones a granel tiene como contrapartida el intento de los estados de establecer nuevas regulaciones al movimiento de capitales para contener los efectos de desvalorización e inestabilidad cambiaria provocados por estas medidas de excepción. De esta manera, el concepto de finanzas descentralizadas del mundo cripto se vuelve más atractivo para quienes quieren defender sus ahorros y operaciones de injerencias arbitrarias.

La otra novedad tiene un nombre bello. Se llama Ethereum, una plataforma open source basada también en el modelo blockchain y cuya cripto, Ether (ETH) es la segunda criptomoneda más grande después del bitcoin.

Ethereum mostró ganancias en lo que va de 2021 en torno al 120%, por encima del 30% de Bitcoin, y alcanzó un máximo histórico de 1.576,7 dólares.

Ethereum tiene beneficios que otras criptomonedas no poseen. Un aspecto distintivo en su utilidad es la creación de contratos inteligentes. Estos, al estar integrados a la plataforma, eliminan la necesidad de requerir de un software externo.

Ethereum también sirve para ejecutar operaciones más rápidas, ya que el tiempo de la transacción del Ether es realmente más rápido que el de otras tecnologías. Por último, puede ser usado para crear aplicaciones financieras, con seguridad y transparencia, ofrece además seguridad criptográfica online para manejar propiedades y contratos.

Ethereum no es un competidor de Bitcoin, aunque ocasionalmente pueda morder alguna porción de su mercado. Prefiero verlas como complementarias, en todo caso como una diversificación de Bitcoin, lejos de un Boca – River de las criptos.

En SatoshiTango, operamos con ambas, así como con DAI, USDC, Litecoin, Ripple y Bitcoin Cash, las otras criptos que prefieren los usuarios de nuestra plataforma. La revolución de las criptos en pleno auge ya provocó, por ejemplo, que las operaciones de nuestros usuarios se sextuplicaran en lo que va del año y que hayamos triplicado nuestra plantilla de colaboradores para atender toda esa demanda.

La revolución de las criptos nos tiene atrapados. Y nos gusta.

Advertencia "La inversión en criptoactivos no está regulada, puede no ser adecuada para inversores minoristas y perderse la totalidad del importe invertido"

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