En un mundo donde cada clic, compra o suscripción deja una huella financiera, la claridad y el valor de esa información se han convertido en activos estratégicos.
Lo que hasta hace poco era un simple registro bancario ahora se transforma en una fuente de inteligencia de negocio, predicción de consumo y fidelización del cliente.
Este cambio ya es ley en Europa con el Mandato AN 4569 de Mastercard, que obliga a bancos emisores a enriquecer los datos de cada transacción con información detallada sobre el comercio, la ubicación, el logotipo, el tipo de producto e incluso su huella de carbono. Pero en Latinoamérica, la adopción aún es incipiente. La pregunta no es si llegará, sino cuándo y quién estará preparado.
Más allá de una obligación normativa, el enriquecimiento transaccional redefine la experiencia del usuario y optimiza los procesos internos de las entidades financieras. Cuando un cliente puede reconocer de inmediato un cargo en su extracto digital, disminuye el número de reclamos, mejora la confianza y se abre la puerta a nuevos servicios personalizados.
En Europa, la implementación del mandato redujo en hasta un 25% las disputas por transacciones no reconocidas. Para América Latina, donde los fraudes y la falta de transparencia aún generan fricción, la adopción de esta práctica podría ser un verdadero punto de inflexión.
“Enriquecer una transacción es mucho más que poner un nombre bonito. Es convertir un dato en una herramienta que mejora la vida financiera de las personas y fortalece el vínculo con su banco”, Diego Romero Tuccio, Head of Business Development Latam de Coinscrap Finance.
Desde su posición como fintech europea con fuerte presencia en Colombia y México, la empresa ha desarrollado un motor de inteligencia artificial llamado COCO, que procesa millones de datos transaccionales y los transforma en información clara, útil y precisa.
COCO no solo identifica el comercio real detrás del cargo, sino que añade categoría de gasto, ubicación exacta, imagen de marca y, en algunos casos, hasta la huella ambiental de la compra.
Este nivel de precisión permite a las instituciones financieras generar recomendaciones automáticas, anticipar necesidades crediticias, diseñar campañas de fidelización y actuar preventivamente ante patrones de fraude.
Un ecosistema fintech en expansión
El crecimiento del sector fintech en América Latina ha sido notable en los últimos años. Según el IV Informe Fintech en América Latina y el Caribe, publicado en junio de 2024 por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y Finnovista, el número de emprendimientos fintech en la región creció más del 340% entre 2017 y 2023, alcanzando 3.069 empresas en 26 países. Brasil, México y Colombia concentran el 57% de estas empresas.
Durante el periodo analizado, se observa que los segmentos de Pagos y Remesas (21% del total de empresas de la región), Préstamos (19%) y Gestión de Finanzas Empresariales (13%) se mantuvieron como los líderes indiscutibles. Además, el 57% de las fintech se enfocan en atender a la población sub-bancarizada o no bancarizada, lo que muestra el impacto positivo de este sector en la inclusión financiera.
En este contexto, soluciones como COCO de Coinscrap Finance se presentan como herramientas clave para mejorar la experiencia del usuario y fomentar la inclusión financiera.
Al enriquecer los datos transaccionales, se facilita la comprensión de los movimientos financieros, se reducen las disputas y se abren oportunidades para ofrecer servicios personalizados que respondan a las necesidades específicas de cada cliente.
“Latinoamérica tiene una oportunidad única de saltarse etapas, como ocurrió con los pagos móviles. No necesitamos replicar décadas de evolución bancaria, sino adoptar directamente las mejores prácticas del presente”, Romero Tuccio.
En conclusión, el enriquecimiento de datos transaccionales representa una oportunidad para transformar la relación entre las instituciones financieras y sus clientes en América Latina. Con la implementación de tecnologías avanzadas y un enfoque centrado en el usuario, la región puede avanzar hacia un sistema financiero más transparente, inclusivo y eficiente.