La semana pasada, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden firmó una orden ejecutiva para que las agencias encargadas de las finanzas, supervisen y tracen lineamientos sobre las criptomonedas y el mercado de activos digitales en sí, así como evaluar la posible creación de una CBDC propia.
De acuerdo a lo que señala el texto firmado por el jefe de la Casa Blanca, se dará “la máxima prioridad al desarrollo y la investigación de una posible moneda digital del banco central (CBDC) para Estados Unidos de manera que proteja los intereses de los estadounidenses”.
Las Monedas Digitales del Banco Central por sus siglas en inglés (CBDC), en términos sencillos, es la emisión digital y criptográfica de la moneda fiduciaria de cada país, que puede ser empleada directamente en billeteras digitales.
Esta nueva directiva de la Casa Blanca, el Departamento del Tesoro (DOT) y otras agencias federales, solicita un estudio del impacto de las criptomonedas en la estabilidad financiera y la seguridad nacional, pero también en la dominancia del dólar como moneda de uso comercial global.
Además, el DOT y las agencias federales, se encargarán de diseñar las políticas necesarias para abordar el uso de los activos digitales y el impacto que esto tendrá en los mercados financieros, tomando en cuenta a las empresas e inversionistas, así como también a los consumidores.
Y es que de acuerdo con el objetivo de la Casa Blanca, esta orden busca aprovechar el actual auge de las criptomonedas para “reforzar el liderazgo estadounidense en el sistema financiero global y en la frontera tecnológica”.
Asimismo, esta orden ejecutiva firmada por Biden, también tiene como finalidad de una forma más amplia en sus objetivos, lograr alcanzar “la protección del consumidor, la estabilidad financiera, la seguridad nacional y el riesgo climático”.
Hasta ahora, de acuerdo con el propio gobierno del presidente Biden, las encuestas revelaron que “alrededor del 16% de los estadounidenses adultos, aproximadamente 40 millones de personas, han invertido, intercambiado o usado criptomonedas”.
De hecho, según la Casa Blanca: “Los activos digitales, incluidas las criptomonedas, han experimentado un crecimiento explosivo en los últimos años, superando una capitalización de mercado de $3 billones en noviembre pasado y más de $14,000 millones solo cinco años antes”.
Por otra parte, Estados Unidos aún está por detrás de otros países, ya que más de 100 países se encuentran explorando o probando sus propios conceptos de CBDC, en mayor o menor medida, por lo que la orden ejecutiva también busca poner al país en la carrera por crear el dólar digital.
De igual forma, también incluyó el realizar todos los esfuerzos de mitigación de riesgos de finanzas ilícitas, con una acción coordinada entre todas las agencias gubernamentales de Estados Unidos, en consonancia con los acuerdos suscritos en la materia de forma internacional con otras organizaciones y grupos de países.
Sin embargo, aunque la medida que había sido esperada desde comienzos de este año, fue bien recibida por el mercado mostrando un ligero aumento del precio de Bitcoin (BTC) y la mayoría de los analistas del mercado de criptoactivos, también señalaron sus reservas al respecto.
En opinión de muchos analistas, es positivo que el país con la economía más grande del mundo se involucre definitivamente en el mundo de las criptomonedas, así sea para crear su propia CBDC, ya que ello de por sí, constituye una aceptación de que Bitcoin y las criptomonedas llegaron para quedarse.
Sin duda, este nuevo enfoque podría organizar mejor el ordenamiento legal del llamado “Salvaje Oeste Criptográfico” como algunos analistas han descrito al mercado de los criptoactivos, lo que es algo bastante positivo para todos los actores.
No obstante, otros consideran que esto es de alguna manera un reto a las stablecoins, pues cuando exista el dólar digital y el resto de CBDC a nivel mundial, algunas personas no verán necesario usar USDT u otras monedas estables basadas en monedas fiduciarias.
Simplemente puede ocurrir que los inversores no tengan motivaciones de pasar su capital a una stablecoin, cuando tienen la posibilidad de cambiar a la misma moneda que se usa en su país directamente desde bitcoin u otra criptomoneda privada para resguardar su capital.
Aunque ciertamente, esta nueva CBDC que sería emitida por la Reserva Federal tendría a su favor mayor comodidad y rapidez en los pagos, obviamente sus tenedores no disfrutarán de privacidad alguna. Desde ya para algunas personas las CBDC serán la nueva frontera del control del estado.
Con un dólar digital, las autoridades financieras estadounidenses tendrían un poder de supervisión aún mayor de las transacciones de las personas que usan esta CBDC, permitiéndoles rastrear todas las transacciones de cada persona con total libertad.
Pero otros que tienen una visión aún más negativa, se oponen a la orden ejecutiva y no han dudado en señalar que aún es muy temprano para adoptar esta innovación, como lo señaló, la profesora de regulación financiera en la Universidad Americana, Hilary Allen al ser consultada por AP
“Creo que las criptomonedas son un área en la que deberíamos frenar esta innovación hasta que se entienda mejor”, manifestó Allen. Y agregó: “A medida que las criptomonedas se integran más en nuestro sistema financiero, crean vulnerabilidades no solo para quienes invierten en criptomonedas, sino para todos los que participan en nuestra economía”.
Más allá de este movimiento, bitcoin y el resto de las criptomonedas privadas seguirán siendo la opción más fiable para las personas que deseen resguardar valor, al margen de las políticas financieras que adopten las autoridades de cualquier país en el mundo.
Si bien es cierto que bitcoin y las demás criptomonedas, funcionan mediante una cadena de bloques pública que también puede ser rastreada, todavía brindan una mayor privacidad ante el ojo de las agencias de los gobiernos que buscan conocer los movimientos de capital de sus ciudadanos.
Por lo tanto, bitcoin es y seguirá siendo tanto un depósito de valor como una red de pagos privada que funciona como un sistema monetario viable, descentralizado, a prueba de manipulaciones y sobre todo no confiscable, una característica bastante inestimable en estos tiempos