La semana pasada, fue publicada en la revista Scientific Reports, una investigación de la Universidad de Nuevo México (UNM), situada en Albuquerque, Nuevo México, EEUU, en la cual se comparó el desempeño del costo climático de bitcoin (BTC) frente a otras industrias como parte de su capitalización de mercado general, a fin de cuantificar su impacto ambiental.
Las crecientes preocupaciones ambientales, han aumentado luego del informe de la OSTP de la Casa Blanca, que remitió al presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, a principios del mes pasado, en el que afirma que la minería basada en el protocolo de consenso, Proof-of-Work (PoW) o -prueba de trabajo-, utilizada en bitcoin, tiene un impacto negativo en el medio ambiente.
Ahora, esta nueva investigación realizada por la Universidad de Nuevo México, denominada “La estimación económica de los daños climáticos de la minería de Bitcoin demuestra una mayor semejanza con el crudo digital que con el oro digital”, sugiere que la minería PoW de bitcoin, posee un impacto climático importante.
El impacto de la minería de bitcoin según las conclusiones del estudio, son aún mayores comparado con la actividad de la minería de oro, la extracción de gas natural o incluso la cría de ganado para la producción cárnica para el consumo humano.
Conforme a los resultados de la investigación, los daños climáticos de bitcoin promediaron el 35% de su valor de mercado entre (2016-2021) y el 58% entre (2020-2021). Estos porcentajes, colocan a bitcoin en la categoría de otras materias primas que consumen mucha energía o que son muy contaminantes.
El informe es claro al indicar que la producción de bitcoin es comparable con otras industrias, como la producción de carne de res, la generación de electricidad con gas natural o la gasolina refinada del petróleo crudo, las cuales son sustancialmente más dañinas en comparación con otras materias primas más sostenibles, como la producción de pollo y cerdo.
Y es que, en los datos sobre las fuentes de energía en uso por la minería de bitcoin, está principalmente la electricidad proveniente del carbón y el gas natural. Luego, en menor medida la electricidad renovable como la solar o la eólica y mucho más atrás, la electricidad de centrales nucleares y centrales hidroeléctricas.
Por ello, la mayor fuente de energía para esta industria minera, proviene de fuentes altamente contaminantes. En consecuencia, lo más preocupante, es que aumenta la estimación económica de daños, ya que la minería de bitcoin también genera daños climáticos por precio unitario.
Estos daños de acuerdo con la investigación de la UNM, son un orden de magnitud superior a los generados por la minería de metales preciosos como oro, cobre, PGM y REO, que promedian <10% por valor de mercado unitario en comparación con 35% promedio de BTC durante 2016-2021.
En ese sentido, en el caso específico del oro, que es considerado por algunos como una importante reserva de valor y una cobertura contra la volatilidad en acciones, bonos y el dólar estadounidense, sus daños climáticos promedian el 4% mientras que los de bitcoin, de 2016 a 2021 son en promedio 8,75 veces mayores.
Para inferir estos resultados, el estudio, se basa en tres criterios de sostenibilidad esenciales, para señalar cuándo los daños climáticos pueden ser insostenibles, de los cuales, según los investigadores, la minería de BTC falla en los tres.
De acuerdo al análisis, los datos para 2016-2021: En primer lugar establecen que los daños climáticos, cuantificados por moneda de BTC extraída aumentaron, en lugar de disminuir con la maduración de la industria de la minería como sucede en otras industrias.
Como segundo punto, con datos de ese mismo período evaluado, durante ciertos períodos de tiempo, los daños climáticos de la minería PoW de BTC superaron el precio o valor nominal de cada moneda de BTC creada por los mineros.
Y tercero en promedio, se concluyó que por cada $1 en valor de mercado de BTC creado, su impacto por daños climáticos globales fue responsable de hasta $0,35 centavos, lo que al ser comparado con el consumo de gasolina o la producción de carne, muestra un impacto está al mismo nivel.
Estos $0,35 centavos por cada dólar de valor de mercado de BTC, están en el mismo rango de impacto que estas dos actividades, pero está en un orden de magnitud todavía mayor que el que se produce con la energía eólica y solar.
Es decir, que por cada bitcoin minado durante 2021, se produjeron 11.314 dólares de daños climáticos, de acuerdo al cálculo del estudio. Este monto, supone un total de 3.700 millones de dólares en daños al medioambiente, que se empequeñece con los 12.000 millones de dólares en daños acumulados desde 2009.
De allí que el estudio firmado por Benjamín A. Jones, Andrew L. Goodkind y Roberto P. Berrens, del Departamento de Economía de dicha Universidad, advierte que estos datos en conjunto, representan señales de alerta de sostenibilidad.
Y se enfocan en señalar, la necesidad de un cambio en el método de producción, sugiriendo que ante una ausencia de dicho cambio, puede “ser hora de renunciar a un enfoque de «negocios como siempre» y considerar la acción colectiva (por ejemplo, una mayor regulación)”, expresaron los autores en su investigación.
La investigación de la UNM, recalca que tan solo en el año 2020, la minería de BTC consumió 75,4 TWh al año de electricidad, un nivel de consumo superior al de países como Austria o Portugal. Con una tendencia a seguir aumentando en su nivel de consumo.
Esto queda en evidencia, al mostrar cómo bitcoin ha ido contaminando cada vez más, pasando de las 0,9 toneladas de CO2 al inicio en 2009 a las 113 toneladas en 2021, lo que se traduce en un incremento de 126 veces en su tiempo de vida.
Igualmente, otras industrias como la del carbón, son responsables de una contaminación aún mayor, pues causan casi tanto daño como el valor total del mercado que sustentan, una proporción del 95%, según el análisis de los autores de la investigación.
Asimismo, aunque otras industrias responsables de productos básicos masivos, como la producción de carne de cerdo, generan enormes impactos climáticos en términos absolutos, el análisis señala que este impacto es alto, solo porque el mercado es muy masivo a nivel mundial.
De acuerdo con Jones, Goodkind y Berrens, autores del estudio, “lograr reducciones netas en el uso de energía es un desafío inherente debido a las redundancias (por ejemplo, la cantidad de nodos involucrados o la carga de trabajo de las operaciones) en todos los tipos de tecnología de cadena de bloques”.
Por esa razón, proponen que el desafío político para mitigar el cambio climático, sea “crear mecanismos de gobernanza para una industria descentralizada emergente, que incluye criptomonedas PoW con uso intensivo de energía”.
En cualquier caso, todavía sigue la discusión debido a que hay muchos datos imprecisos que son recogidos como ciertos cuando en realidad son estimaciones. Tan solo basta hablar de la minería ilegal del oro en la cuenca del Amazonas y en otros lugares del mundo, que produce de 3 a 5 veces más contaminación que la minería legal y no aparece reflejada en dichos datos.
Lo cierto es que todas las actividades humanas tienen un impacto directo o indirecto en el medioambiente, de cuantificarse el impacto de las cargas de los miles de millones de Smartphones, teléfonos móviles y ordenadores de todo el mundo, se superaría con creces el consumo de energía de la minería de bitcoin.
Quizás la cuestión sea, buscar soluciones que disminuyan la huella ambiental de la minería de bitcoin, bien sea dando acceso a energía de fuentes renovables y energía nuclear, o disminuyendo drásticamente el uso global del carbón como fuente de energía principal para las centrales termoeléctricas, para pasar al uso masivo de otras fuentes alternativas.