Esta semana, el conocido cofundador, Presidente y CEO de BlackRock, Larry Fink, el gestor de activos más grande e importante del mundo con más de 11 billones de dólares bajo gestión, hizo pública su carta anual de 2025 a los inversores.
Fink en su carta titulada “La democratización de la inversión. Expandir la prosperidad a más lugares y para más personas”, comenzó reconociendo que todos están preocupados por la economía de un modo u otro.
“…casi todas las personas con las que hablo: están más preocupados por la economía que nunca. Entiendo por qué. Pero ya hemos vivido momentos así. Y de alguna manera, a la larga, lo solucionamos”, dice Fink en su carta.
El empresario multimillonario estadounidense dijo que, “casi todos los clientes, casi todos los líderes, casi todas las personas con las que hablo: están más ansiosos por la economía que en cualquier otro momento que recuerden. Entiendo por qué. Pero hemos vivido momentos como este antes. Y de alguna manera, a la larga, lo resolvemos”.
Según Fink, los seres humanos hace más de 400 años inventamos un sistema “para superar contradicciones como la escasez en medio de la abundancia y la ansiedad en medio de la prosperidad” y señala que este sistema es nada menos y nada más que “los mercados de capitales”.
El presidente y CEO de BlackRock tras una larga explicación afirmó que los “inversores se han beneficiado del mayor período de creación de riqueza en la historia de la humanidad” y explicó que “En los últimos 40 años, el producto interno bruto (PIB) mundial ha crecido más que en los dos mil anteriores combinados”, siendo la fuente de esa riqueza “los mercados de capitales”.
Luego, mediante un viaje a través del tiempo y la historia, explica cómo nació BlackRock y cómo el gestor de activos ayuda a conseguir el capital suficiente para la jubilación de muchas personas que invierten en sus fondos.
Fink dice, que no es posible “democratizar la inversión” si se requiere mucho tiempo para autorizar y desarrollar proyectos de infraestructura en Estados Unidos y Europa, explicando cómo en China los tiempos son más reducidos.
Posteriormente, señaló que “existe una relación fascinante entre la riqueza de un país y su consumo energético. La correlación es casi perfecta: a más energía, más riqueza. Sin embargo, en algún momento, esta relación se rompe”, ya que “a medida que las economías se enriquecen, suelen seguir creciendo con menos energía incremental, gracias a las mejoras de eficiencia”.
Y todo esto llevó a Fink a abordar su optimismo sobre Europa, ya que, si bien es cierto que “BlackRock nació en Estados Unidos” y sus “primeros clientes estaban en Japón”, el mercado europeo fue el que los “hizo verdaderamente globales”. En ese sentido, dijo que la IA podría resolver el problema demográfico de los países europeos, cuyas tasas de natalidad han caído significativamente.
Posteriormente, pasó a un tema clave, Bitcoin. Fink se preguntó si “¿Puede Bitcoin erosionar el estatus de reserva del dólar estadounidense?” y su respuesta a fue clara. “Estados Unidos se ha beneficiado del dólar como moneda de reserva mundial durante décadas. Pero esto no garantiza que dure para siempre”. Esta respuesta demuestra la confianza de BlackRock en este activo digital.
Según Fink, la deuda nacional estadounidense “ha crecido a un ritmo tres veces superior al del PIB desde que el reloj de la deuda de Times Square empezó a correr en 1989”, lo que llevará a ese país a pagar en 2025 intereses que “superarán los 952.000 millones de dólares, superando así el gasto en defensa”.
Realizando una proyección a largo plazo, el presidente y CEO de BlackRock, calcula que “para 2030, el gasto público obligatorio y el servicio de la deuda consumirán todos los ingresos federales, creando un déficit permanente”, por lo que sentenció que si ese país, “no controla su deuda y los déficits siguen aumentando, corre el riesgo de perder esa posición frente a activos digitales como Bitcoin”.
Básicamente, esto explicaría el interés del actual presidente, Donald J. Trump, por realizar recortes en el presupuesto para reducir el déficit fiscal y de paso, su imperiosa necesidad de crear una reserva estratégica de Bitcoin (BTC) para Estados Unidos.
Y es que para Fink “las finanzas descentralizadas son una innovación extraordinaria”, porque “hacen que los mercados sean más rápidos, más económicos y más transparentes”, aunque al mismo tiempo, “esa misma innovación podría socavar la ventaja económica de Estados Unidos si los inversores empiezan a ver Bitcoin como una apuesta más segura que el dólar”, demostrando las dos caras de la misma moneda.
Luego, pasó a tratar la tokenización de activos digitales comparándola con la “democratización” del acceso a la riqueza. Fink, explicó el sistema interbancario tradicional SWIFT, “que sustenta billones de dólares en transacciones globales a diario”.
Sin embargo, para Fink el SWIFT tiene un enfoque que “tenía sentido en la década de 1970”, cuando todavía la tecnología “era analógica” con mercados que “eran mucho más pequeños y las transacciones diarias eran mucho menores”.
De allí que, sostiene que “confiar en SWIFT es como enviar correos electrónicos por correo postal”, lo que pudiera advertir cambios en ese sistema o su desaparición total, ya que el líder de BlackRock, es una persona que posee información clave sobre todo lo que mueve y conecta al mundo de las finanzas.
Obviamente, Fink afirma que “la tokenización lo cambia todo. Si SWIFT es el servicio postal, la tokenización es el correo electrónico en sí: los activos se mueven de forma directa e instantánea, sin intermediarios”.
En consecuencia, el directivo pasó a dar una explicación de lo que es la tokenización de activos, y cómo permite “convertir activos reales (acciones, bonos, bienes raíces) en tokens digitales negociables en línea”.
Tras detallar las bondades de la tokenización, Fink señala la conveniencia del almacenamiento seguro en una blockchain de estos instrumentos tokenizados, facilitando operaciones al instante y sin trámites engorrosos ni tiempos de espera, lo que en su opinión “revolucionaría la inversión”, gracias a que los mercados de capitales, el mejor sistema diseñado por los humanos, “no tendrían que cerrar”.
“Transacciones que actualmente tardan días se liquidarían en segundos. Y miles de millones de dólares, actualmente inmovilizados por retrasos en las liquidaciones, podrían reinvertirse inmediatamente en la economía, generando mayor crecimiento”, dice Fink. En su opinión, “la tokenización hace que la inversión sea mucho más democrática”.
Para Fink, la tokenización “puede democratizar el acceso” a la inversión, ya que permite que “la propiedad fraccionada”, reduzca las barreras “para invertir en activos valiosos, antes inaccesibles, como los bienes raíces privados y el capital privado”. Pero también, la tokenización democratiza el voto de los accionistas.
Ya que, gracias a la tokenización puede hacer valer “sus derechos de propiedad y voto” los cuales “se rastrean digitalmente”, permitiendo un voto “de forma fluida y segura desde cualquier lugar”. También para Fink, la tokenización “puede democratizar la rentabilidad”, haciendo que “más personas accedan” a inversiones con “rendimientos potencialmente mayores”.
Fink dice que espera, que “los fondos tokenizados se vuelvan tan familiares para los inversores como los ETF, siempre y cuando resolvamos un problema crítico: la verificación de identidad”. A pesar de ello, para el líder de BlackRock, “la conclusión es clara. Si realmente queremos construir un sistema financiero eficiente y accesible, no basta con defender la tokenización por sí sola. También debemos resolver el problema de la verificación digital”.
En este punto de la verificación digital, es probable que proyectos como World sirvan para construir una red de identificación, universalmente aceptada y segura de las personas humanas alrededor del mundo o que en el camino, surja una nueva plataforma que resuelva este punto de fricción que Fink señala.
En todo caso, el directivo finaliza su misiva a los inversionistas con el rendimiento logrado por BlackRock, las inversiones del gestor de activos y los cambios en el Consejo de Administración.