Este año, está llegando a su final y cada vez más personas se preguntan si están dadas las condiciones para invertir de lleno en el mercado de criptomonedas durante el próximo año. Esta respuesta no es sencilla, en parte porque a pesar de la fama que han adquirido, son los activos más novedosos y menos conocidos por los minoristas.
El Pew Research Center, un think tank con sede en Washington D. C., Estados Unidos, dijo en una encuesta divulgada en abril de este año, que “el 88% de los adultos en Estados Unidos ha oído hablar de los criptoactivos”, una cifra que se puede transpolar a otros países y regiones del mundo.
Si bien es cierto, que este número pareciera que es bastante alto, esto no significa necesariamente que todas estas personas adultas entiendan que son y de dónde vienen o cómo funcionan las criptomonedas, ni tampoco comprendan exactamente, cuáles son los principios que rigen la dinámica de su mercado o cómo invertir en estos activos digitales.
De allí que, en esta primera entrega es necesario volver al principio de todo y comprender su origen, por qué fueron creadas las criptomonedas, antes de comprender su funcionamiento y las posibilidades de inversión más allá de las típicas propuestas especulativas de influencers sobre tokens y NTF’s, que en gran parte de los casos, son activos digitales sin futuro.
La tecnología de las criptomonedas fue desarrollada como una propuesta de privacidad que buscaba eliminar a los intermediarios del sistema financiero, descentralizando el poder que tenían los gobiernos sobre el dinero de sus ciudadanos. Dichas ideas, provenían de los foros y listas Cypherpunk de los años 80 del siglo pasado.
Estas premisas se inspiraron a partir de un trabajo de investigación de David Lee Chaum, que en 1983 introdujo la idea del efectivo digital, la cual desarrolló para permitir a los usuarios obtener una moneda digital de un banco y gastarlo de manera que sea imposible de encontrar en qué se usó, tal y como sucede con el dinero en efectivo.
Más adelante, en 1989, Chaum fundó DigiCash, una empresa de efectivo electrónico en Ámsterdam, para comercializar las ideas de su investigación, con el lanzamiento de eCash, una sistema de pagos que permitía a los consumidores realizar pagos anónimos de cualquier monto, que incluso tenía resuelto el famoso problema del doble gasto, cuando se envió el primer pago electrónico en 1994.
Sin embargo, aunque el desarrollo de DigiCash fue probado por algunas empresas, como IBM y Digital Equipment, que pasó a ser parte de Compaq Computer, realmente no tuvo el éxito esperado, por lo que tuvo que declararse en quiebra.
Pero, sus ideas acerca de la privacidad y el dinero digital, fueron una de las bases técnicas de la visión del movimiento Cypherpunk, junto a Wei Dai uno de los más grandes contribuidores a la criptografía y las criptomonedas, que además, fue el padre del sistema de efectivo electrónico, distribuido y anónimo b-money, que inspiró a su vez al creador de Bitcoin.
El b-money, fue dado a conocer por primera vez en 1998, era de una forma muy básica una criptomoneda primigenia, con algunas características que también brindan las criptomonedas contemporáneas en la actualidad.
Aunque, B-money pudiera ser considerada la primera criptomoneda, nunca se lanzó oficialmente. Estos sistemas de pagos anónimos sin intermediarios junto a otras propuestas de la época, sirvieron para alimentar la idea en los miembros de la lista Cypherpunks, de poder realizar pagos anónimos.
Para los Cypherpunks, la privacidad es lo más importante, por lo que realizar pagos anónimos, cerrar los bancos y transformar la economía construyendo un sistema alternativo que no dependiera de terceros ni de los gobiernos y que fuera absolutamente entre pares (p2p), eran las ideas que más se debatían entre sus miembros, muestra de ello, está descrito en su Manifiesto.
A su vez, estas ideas sentaron las bases para que un personaje anónimo (o varios) bajo el pseudónimo Satoshi Nakamoto (cuya identidad concreta sigue siendo un misterio), concibiera en 2008 el concepto de Bitcoin y publicara el 31 de octubre de ese mismo año, un paper titulado “Bitcoin: A Peer-to-Peer Electronic Cash System”.
Posteriormente, el 09 de enero de 2009, Nakamoto, comenzó su implementación con el lanzamiento del blockchain o “cadena de bloques” Versión 0.1.0, creando así, el primer protocolo de comunicación que permite la transferencia de valor vía Internet sin intermediarios ni la utilización del sistema financiero en general.
El protocolo creado por Nakamoto, garantiza que las monedas en la red Bitcoin, solo puedan ser gastadas una única vez. Gracias a su seguridad es imposible de falsificar por su configuración descentralizada, porque su cadena de bloques, es una red global formada por miles de ordenadores que almacenan una copia de la blockchain, la cual solo se puede modificar por consenso.
Los ordenadores que mantienen a Bitcoin activo y seguro son los mineros, que conservan la integridad del sistema y reciben una recompensa económica a cambio de mantener guardada una copia de la cadena de bloques, cada 10 minutos de todas las transacciones realizadas, que hayan sido validadas en consenso. Esta característica, hace que su blockchain sea inmutable.
Desde su lanzamiento, Bitcoin, se convirtió en la primera criptomoneda del mundo y en un fenómeno precursor del ecosistema criptográfico, con la llegada de otros activos digitales similares como Ethereum (ETH), Litecoin (LTC), Ripple (XRP), Dogecoin (DOGE), etc.
Su gran aporte ha sido la cadena bloques la cual se convirtió en una tecnología disruptiva que ha cambiado incluso a la banca. De hecho, tras 15 años, siendo el criptoactivo más importante del mercado por valor y capitalización, además fue convertida en moneda de curso legal en algunos países como El Salvador y República Centroafricana.
Y es que, la arquitectura de los protocolos de Bitcoin y el código fuente de su blockchain así como su Wallet, inspiraron a miles de creadores en el mundo para desarrollar su propia criptomoneda privada en incluso sus propios sistemas basados en cadenas de bloques.