Este martes, el Instituto de Contadores Públicos Certificados de Chipre (ICPAC), la autoridad competente para regular la profesión de contabilidad y auditoría en Chipre, emitió una circular para alertar a todos sus miembros y empresas, sobre los riesgos y amenazas asociados al financiamiento del terrorismo.
La circular de cumplimiento del ICPAC dirigida a los miembros, firmas asociadas y a todos los funcionarios de cumplimiento del instituto, explica que “la financiación del terrorismo es una amenaza cada vez mayor hoy en día y puede realizarse utilizando fondos tanto legítimos como ilegítimos”.
Según el ICPAC, “la principal herramienta para mitigar el riesgo de financiación del terrorismo es el seguimiento de las transacciones y un sólido conocimiento de su cliente (KYC). Es un área intrínsecamente difícil de gestionar los riesgos, ya que los montos involucrados pueden ser muy pequeños o muy grandes”.
Y agrega que, “en muchos casos en el pasado, la inteligencia y la información confidencial desempeñaron un papel integral en la detección y prevención del financiamiento del terrorismo y las actividades terroristas y fueron abordadas principalmente por las fuerzas del orden”.
Sin embargo, ese Instituto que es la autoridad competente para regular la profesión de contabilidad y auditoría en Chipre, señaló que en la actualidad, en virtud de “la naturaleza de los servicios prestados y el papel de los profesionales como guardianes”, su rol es asumir un papel más activo en la fase de prevención de la financiación contra el terrorismo.
De acuerdo con la circular, esa autoridad chipriota está enfocando sus esfuerzos por “aumentar la conciencia” de sus miembros y empresas, en lo que tiene que ver “con los riesgos del financiamiento del terrorismo”, en Chipre.
Como se recordará desde hace algunos años, los gobiernos, organismos financieros internacionales y organizaciones multilaterales de seguridad, entre otros actores, han establecido la importancia que tiene la financiación de grupos extremistas y terroristas, en la ejecución de sus operaciones, debido a que los dota de recursos para actuar con mayor facilidad y contundencia.
Debido a ello, el sistema bancario internacional está actualmente bajo una extrema vigilancia y regulación por muchos de esos organismos financieros internacionales para determinar a detalle el origen y destino de los fondos que circulan por las redes de transferencias de valor como Swift.
No obstante, tras la llegada de Bitcoin (BTC) y las criptomonedas este control quedó ofuscado de cierta manera porque no es posible establecer eficazmente el origen y destino de ciertas cuentas autocustodiadas y sus fondos, a menos que las mismas hayan sido identificadas previamente, lo cual no siempre es posible.
Paralelo a esto, algunas regiones y países del mundo como Chipre, que ofrecen facilidades de interconexión financiera global, es decir entre Europa, Oriente Medio, África, América y Asia, se han convertido en los sitios más utilizados para el lavado de dinero y la financiación al terrorismo.
Investigaciones de organismos internacionales, han concluido que las mafias que operan en la zona del Mediterráneo utilizan las entidades financieras y los criptointercambios de Turquía, Grecia y Chipre para mover sumas de dinero a través de complejos esquemas, los cuales pueden ser utilizados en algunos casos para el financiamiento al terrorismo.
Es por ello que el ICPAC, hace un llamado de atención sobre las áreas de riesgo que involucra a Chipre, resaltando hacia dónde debe dirigirse el enfoque de sus miembros, firmas asociadas y oficiales de cumplimiento los cuales como profesionales de la contabilidad y la auditoría, tienen la obligación de ayudar en la detección y prevención de actividades de financiación del terrorismo.
De allí que el ICPAC, aborda cinco métodos clave que las organizaciones terroristas utilizan para transferir fondos criminales, tales como las donaciones a través de organizaciones no gubernamentales (ONG), el manejo de efectivo, las transferencias bancarias, la compra de tarjetas de regalo (Gift Cards), el uso de criptoactivos y finalmente la creación de empresas ficticias, que sus miembros y asociados deben verificar a detalle.
En lo que atañe al uso de los criptoactivos para estas actividades delictivas, el ICPAC señala que los terroristas pueden abusar de ellos, para realizar “transacciones anónimas” entre pares (P2P) en forma de transferencias transfronterizas.
Estas transacciones con criptoactivos también son utilizadas para “la financiación colectiva o las organizaciones benéficas pueden recolectar criptoactivos en forma de donaciones para financiar el terrorismo”.
De igual forma, las campañas de recaudación de fondos en línea utilizando monedas oscuras o donaciones anónimas, son uno de los métodos que emplean estos grupos para financiar sus actividades delictivas.
El ICPAC, pide a sus miembros, firmas asociadas y oficiales de cumplimiento, utilizar como área de enfoque para su detección revisar el perfil y red de personas (naturales, jurídicas u otras) que utilizan los criptoactivos, realizar consultas sobre motivos del uso de activos digitales y evaluar las carteras criptográficas que aparecen en las listas de sanciones de organismos internacionales.
Asimismo, el regulador de la profesión de contabilidad y auditoría en Chipre, pide que se efectúe una revisión de la actividad de la billetera criptográfica, incluido el uso de mixers (mezcladores de criptomonedas).
Igualmente, los miembros, firmas asociadas y oficiales de cumplimiento del ICPAC, deben asegurarse que el control de billeteras esté activado, así como también considerar el uso de herramientas de análisis blockchain.
De allí que, los miembros, firmas asociadas y oficiales de cumplimiento del ICPAC, deberán realizar un correcto perfilado de individuos que estén siendo objeto de alguna contabilidad o auditoría, revisando a fondo las billeteras de criptomonedas que posean a su nombre y analizando detalladamente su historial de transacciones para cumplir con la circular de la autoridad chipriota.
Del mismo modo, el ICPAC exige que sean reportadas a la autoridad financiera todas aquellas transacciones sospechosas, recordándoles a sus miembros, firmas asociadas y oficiales de cumplimiento que de no hacerlo se considerará un delito.
Este mismo nivel de rigurosidad en el análisis contable y financiero se debe realizar en cada uno de los otros métodos que emplean las organizaciones terroristas para financiar sus actividades criminales.
En consecuencia, las donaciones a través de organizaciones no gubernamentales (ONG), el manejo de efectivo, las transferencias bancarias, las tarjetas de regalo (Gift Cards) y la creación de empresas ficticias, deberán estar bajo intenso escrutinio de los afiliados al ICPAC.
La alerta del ICPAC, ha colocado sobre la mesa al menos en Chipre, la relevancia que poseen los contadores y auditores financieros, quienes son una parte importante de los procesos diseñados para luchar y mitigar las amenazas de la financiación del terrorismo, el lavado de dinero así como otros crímenes de carácter financiero.