Rusia podría mirar hacia Bitcoin y las criptomonedas

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Desde que el jueves de la semana pasada, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, decidió invadir a la vecina Ucrania amparado por una serie de razones y motivaciones particularmente políticas “en principio”, el mapa internacional comenzó a redibujarse como nunca antes.

La coalición de países asociados a la OTAN, junto a Estados Unidos, Japón entre otros, decidieron tomar medidas coercitivas para contener el avance de Rusia sobre Ucrania. La mayoría de las sanciones son especialmente fuertes, pero no tienen el alcance de la exclusión del SWIFT.

SWIFT, es el acrónimo de “Society for Worldwide Interbank Financial Telecommunication” y en la práctica es una organización global que sirve de base a las relaciones entre países, ya que controla la red internacional de comunicaciones entre bancos y otras entidades financieras.

Esta red financiera que se encarga de conectar ininterrumpidamente las 24 horas del día y los siete días de la semana, a más de 11 mil entidades financieras situadas en más de 200 países, transmite mensajes de órdenes de pago internacionales que mantienen funcionando la economía global.

De hecho, este sistema es usado para efectuar transacciones internacionales de gran volumen monetario, que sirven para gestionar el intercambio de bienes y productos entre los países del mundo. Además sirve de soporte a otras redes interbancarias como las de Visa y Mastercard.

Tras la grave situación que se ha generado en Europa del Este, con la invasión en Ucrania y las amenazas de una conflagración nuclear, a Rusia se le ha excluido parcialmente de la red, ya que la medida por ahora afecta a una serie de bancos pero no a todo el sistema financiero ruso como tal.

Y es que para nadie es un secreto que desde hace años SWIFT ha sido empleado para bloquear el flujo financiero originado de intercambios comerciales, en aquellos países que se ven involucrados en hechos contra las convenciones internacionales y los derechos humanos en general.

Por lo tanto, aunque es una solución efectiva que ha imperado desde el año 1973 para favorecer el intercambio financiero entre países, también ha sido utilizado como herramienta política de control contra los gobiernos que infringen las normativas internacionales.

Aunque la exclusión de un país, ciertamente es considerado una opción verdaderamente extrema, ya que no sólo afecta a los gobernantes, sino también a sus ciudadanos, lo cierto es que en varias ocasiones ha sido efectiva, llevando a las naciones a negociar acuerdos con el país excluido.

En el caso de Rusia, esta medida no es completa ya que no involucra a todo su sistema financiero. Pero, si se contempla extender su impacto para “evitar que el banco central ruso haga uso de sus reservas internacionales” estimadas en más de 630 mil millones de dólares estadounidenses.

En un comunicado, difundido por la Casa Blanca, y suscrito por la Comisión Europea, integrada por Francia, Alemania, Italia, Reino Unido y Canadá, se dejó en claro, que la medida iba contra el Banco Central de Rusia y los bancos privados sancionados.

“Continuando con nuestro pasos para el bloqueo, en una coordinación histórica, los Líderes decidieron desconectar los principales bancos rusos sancionados de SWIFT, apuntando al banco central ruso y lanzar un grupo de trabajo conjunto para cazar activos de empresas y oligarcas rusos sancionados.”.

Esta fuerte medida, impedirá a las autoridades financieras realizar transacciones con el resto de países afiliados a la red SWIFT, haciendo lógicamente que las importaciones y exportaciones de Rusia queden bloqueadas por esa vía.

Sin embargo, aunque el impacto de las sanciones va a ser efectivo para causar rápidamente un colapso de toda la economía rusa y de su gobierno, también es posible que de origen a una nueva criptoeconomía, como ya sucede en otros países.

Los regímenes de Irán, Venezuela e incluso de una forma muy parcial Cuba, que de igual manera han sido sancionados internacionalmente, también han recurrido al uso de Bitcoin, así como de otras criptomonedas para favorecer su intercambio comercial con otros países.

Hasta ahora las criptomonedas, han ayudado a estos países sancionados a saltarse de alguna forma el bloqueo financiero que implica ser excluido del sistema SWIFT. Sin embargo, en el caso de Rusia, esto puede ser mucho más complejo de llevar a cabo.

En primer lugar porque las sanciones van mucho más allá en su alcance y disposición. Aunque Rusia pueda tomar la decisión en los próximos días de acelerar el uso y adopción en su país del Bitcoin y otros criptoactivos, lo cierto es que no gozan de popularidad en el gobierno de Putin.

Desde hace años, personajes cercanos al presidente de Rusia, han declarado que Bitcoin fue creado por la CIA para destruir las economías de los países, basándose en una leyenda urbana que surgió en Internet, en la cual se habla que Satoshi Nakamoto es un nombre clave en esa agencia.

No obstante, la adopción de Bitcoin y la tecnología blockchain, es imparable. Es usada cada día más para resguardar y transferir valor alrededor del mundo, al margen del sistema financiero tradicional, debido a su seguridad, solidez y bajos costos de transformación del valor en dinero.

Por otro lado, aunque el Bitcoin pueda ser usado por Rusia para realizar sus intercambios internacionales, sus conexiones comerciales han quedado fracturadas por lo que le será casi imposible echar mano de las criptomonedas para realizar sus pagos, sin tener consecuencias.

La transparencia de las cadenas públicas de Bitcoin y las criptomonedas en general, puede exponer a personas, empresas o estados a sanciones en el futuro, pues la idea del bloqueo económico es que Rusia no siga usando el dinero para financiar sus gastos en la Guerra.

Tan sólo cabe recordar cómo algunas firmas de análisis de las cadenas de bloques, tienen la capacidad de rastrear los fondos de cualquier Wallet en el mundo, aun cuando hayan pasado años, se utilicen mezcladores, para esconder el origen del dinero y se use de forma anónima.

Ejemplo de ello, fue lo que sucedió con el robo a Bitfinex en el año 2016, que terminó con el arresto de una pareja neoyorkina por parte del Departamento de Justicia (DOJ) de Estados Unidos, y la incautación de 94.000 BTC, la mayor suma confiscada por gobierno alguno.

La otra posibilidad que queda, es que Rusia y China implementen finalmente su propio sistema de pagos, el cual está siendo desarrollado en conjunto desde hace tiempo, con la finalidad de saltarse las sanciones internacionales, además de crear un entorno “seguro” para otros países parias.

También, es probable que Rusia acelere la creación de su propia CBDC, acrónimo de “Central Bank Digital Currency”, copiando a China, para de esa forma, entablar un sistema monetario propio que compita con la supremacía del dólar estadounidense como moneda de intercambio global.

En cualquier caso, Bitcoin si podrá ser una solución para los millones de ciudadanos rusos que están siendo afectados por esta medida coercitiva que es incapaz de discriminar el gobierno de un país de sus ciudadanos, afectándolos en gran medida por las sanciones.

Bitcoin permitirá a los ciudadanos rusos, usarlo como método de pago alternativo y resguardar el valor de sus activos circulantes, ya que se sabe que el impacto de estas sanciones descalabrará la economía rusa en general, su moneda y su sistema financiero, desde este mismo lunes.

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