Este lunes, Michael S. Barr, vicepresidente de Supervisión de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed), dimitió a su cargo, justo antes de la juramentación y toma de posesión del presidente electo Donald J. Trump, el próximo 20 de enero, de acuerdo a un comunicado del banco central estadounidense.
Barr presentó la renuncia a su cargo, el cual seguirá manteniendo hasta el 28 de febrero o hasta que se nombre un sucesor que cubra su puesto. Es conocido por ser uno de los más firmes opositores a las criptomonedas dentro del gobierno estadounidense, junto al presidente de la Comisión de Bolsa y Valores de los Estados Unidos (SEC, «por sus siglas en inglés»), Gary Gensler.
Quizás Barr, no hubiese sido noticia por esta dimisión a su cargo, sino fuera por su postura anti criptomonedas a pesar de haber trabajado en 2015 cómo asesor de Ripple Labs, aunque no incluyera sus experiencias profesionales en la criptoempresa en su cuenta de LinkedIn.
Barr, fue nominado en 2022 por el presidente Joe Biden para el cargo de vicepresidente de supervisión de la Fed, debido a sus credenciales en el área de protección del consumidor y su aporte en la formulación de la Ley Dodd-Frank de 2010 tras la crisis financiera de 2008, durante el gobierno del presidente Barack Obama.
A su llegada a la administración de Biden, junto a varios políticos demócratas como la senadora demócrata de Massachusetts, Elizabeth Warren, plantó una férrea oposición a las criptomonedas y a la criptoindustria en general.
Entre los méritos de Barr, está el haber sido uno de los pioneros en la implementación de normas que permitieran una regulación criptográfica contra las stablecoins y el haberse opuesto a que la Fed, emitiera su propia CBDC, el dólar digital estadounidense.
De allí, que la renuncia de Barr haya sido vista como una victoria dentro del ecosistema de las criptomonedas, al observar otra retirada de otra de las figuras clave que durante los últimos años habían creado trabas a la industria criptográfica en ese país.
Sin embargo, no todo está dicho para Barr ya que continuará perteneciendo a la Fed aunque desempeñando otro cargo. Y es que su dimisión se efectúa para evitar desencuentros con Trump, pero fue claro al señalar en su comunicado que sería más útil sirviendo a la Junta de Gobernadores de la Fed, que como vicepresidente de Supervisión, una opción que tiene hasta el 2032, cuando expira su cargo.
En perspectiva, con Barr todavía como parte de la Junta de Gobernadores de la Fed, se limitan las opciones de Trump, ya que no habrá ninguna vacante de Gobernador para cubrir hasta el próximo año, retrasando la implementación de sus políticas dentro del que es conocido como el banco central de Estados Unidos.
Al no haber más posibilidades de que se abran otros puestos dentro de la Junta de Gobernadores hasta enero de 2026, sin duda limitará la capacidad de Trump para nominar a sus propios miembros en la Junta y por ende, no podrá desarrollar a cabalidad su política pro Bitcoin y pro criptomonedas en profundidad.
El cargo de vicepresidente de Supervisión que ostenta Barr, se creó en la Fed tras una serie de nombramientos que comienzan en la época de George W. Bush, cuando designó para dicho cargo a Randall Kroszner, en ese entonces Gobernador de la Fed.
Kroszner dimitió en enero de 2009, para dar paso a Dan Tarullo, designado por el presidente Obama para desempeñar el cargo. Posteriormente en enero de 2017, Tarullo renunció, para que Trump en su primer mandato nombrara a Randal Quarles para el mismo puesto.
Quarles, permaneció en dicho cargo todo su mandato e incluso durante los primeros 11 meses de la administración Biden, hasta que renunció al mismo en diciembre de 2021, dejando vacante el puesto que ahora ocupa Barr, luego de haber sido nominado.
Pero en este caso, Barr no renunció completamente sino que se mantiene aún dentro de la Fed como Gobernador, por lo que Trump deberá esperar hasta que haya un puesto vacante para elegir un nuevo Supervisor o ascender a algún otro Gobernador de los que conforman la Junta actual.
Se especula, que existe la posibilidad que Michelle Bowman, sea la escogida por Trump, ya que fue él mismo quien la nominó por primera vez en 2018 al llegar a Despacho Oval de la Casa Blanca durante su primer mandato.
El cargo de vicepresidente de Supervisión de la Fed, es un cargo meramente político, ya que como alto funcionario de supervisión bancaria, debe llevar y ejecutar la agenda regulatoria del presidente de turno que los nominó, por lo que, la dimisión de Barr era previsible a pocos días de la llegada de Trump a la Casa Blanca.
Vale destacar que como miembros de la Junta de Gobernadores de la Fed, deben resguardar fielmente la tradición institucional en la política monetaria, de ajustar la política de tasas de interés en el mejor interés de la economía de Estados Unidos, independientemente de quién esté al frente de la presidencia del país y de quien los haya nominado al cargo.
Ahora que el mandatario de la Casa Blanca posee una gran simpatía por Bitcoin (BTC) y las criptomonedas, estando dispuesto a crear la mayor y más importante reserva de BTC de un país en el mundo, deberá elegir un funcionario que lo apoye a construir un mejor ecosistema de las criptomonedas, en lugar de alguien con ideas contrarias.
La renuncia de Barr, movió ligeramente al alza el mercado, al registrar un aumento del 0,90% según datos de CoinGecko. Sin embargo, al momento de redactar esta nota, a más de 24 horas de su renuncia el mercado ha experimentado una caída de precio del -5.4% en las últimas 24 horas y un aumento de precio del 3.0% en los últimos 7 días, ahora que el precio de BTC cotiza en 96.182,96 dólares.
El volumen de operaciones en las últimas 24 horas es de 64.491.340.775 dólares, registrando una capitalización de mercado de 1.905.111.392.999 dólares, mientras que la capitalización global del mercado de criptomonedas es de 3.500.115.082.720 dólares.