Tras la prohibición de la criptominería en Irán, autoridades policiales incautaron más de 7.000 equipos en una granja clandestina que operaba en la capital de Teherán.
Según la Agencia de Noticias de la República Islámica (IRNA), la policía confiscó los equipos que operaban en una fábrica abandonada.
El jefe de la policía de Teherán, el general Hossein Rahimi, informó que las autoridades habían hecho redadas en 50 lugares de la capital iraní en las últimas 48 horas, descubriendo 3.000 mineros de criptomonedas que operaban ilegalmente.
Rahimi informó que el descubrimiento de la granja de los 7.000 equipos de minería de criptomonedas, consumía el 4% del consumo medio diario de energía de todo Irán, representando la mayor fuga del país hasta el momento.
En Irán la minería de bitcoin permanece bajo embargo
El mes pasado, el Ministerio de Energía de Irán anunció que la criptominería con electricidad doméstica no es legal y, por lo tanto, los mineros domésticos tendrán que pagar fuertes multas si son descubiertos.
Bajo este contexto, autoridades policiales iniciaron otro operativo en busca de equipos de minería de uso doméstico, incautando 4 mineros en una casa de Pakdasht al sureste de la capital.
Previo al allanamiento las autoridades midieron el consumo de energía del hogar desde el exterior antes de confiscar los equipos.
Irán se enfrenta a apagones y caídas de tensión y los mineros de criptomonedas suelen ser el objetivo
Para satisfacer las necesidades del aumento del consumo eléctrico doméstico durante los veranos calurosos en el país, Irán recientemente prohibió la minería de criptomonedas en todo el país hasta septiembre.
Antes de que la crisis energética en Irán llevara al gobierno a tomar medidas contra los mineros que consumen energía, muchos en el país parecían estar más abiertos a la industria de las criptomonedas.
En 2019 la Cámara de Comercio, Industrias, Minas y Agricultura de Irán, aprobó la minería de criptomonedas como actividad industrial, exigiendo que los mineros tengan licencia y estén regulados.
Sin embargo, cualquier uso de la red eléctrica del país ha sido objeto de escrutinio, ya que Irán se enfrenta a apagones y caídas de tensión, y los mineros suelen ser el objetivo.