NFTs como certificados de autenticidad: ¿progreso, o humo?

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Mucho se ha hablado de la utilidad de los tokens no fungibles como certificados de autenticidad, sobre todo en el ámbito del mercado del arte, y, más concretamente, las artes plásticas.

Es cierto que se han conocido noticias, como la de un museo francés que tenía hasta un 60% de cuadros falsos. En concreto, un panel de expertos consideró que, de las 140 obras del museo, 82 eran falsificaciones, lo que provocó una pérdida de unos 160 000 euros (200 000 USD) a la localidad.

La creación de NFTs como certificados de autenticidad se ha vendido mucho como un nicho de mercado en el que fijarse, cosa que ha atraído a consultoras a vender NFTs con estos fines. Pero la pregunta que nos hacemos en el presente artículo es, ¿merece realmente la pena esta innovación, es verdaderamente útil? ¿O estamos ante una venta de humo?

Una de las cuestiones que cabe preguntarse en el ecosistema cripto, es si realmente todas las innovaciones aportan valor, y qué pueden aportarnos las nuevas herramientas tecnológicas. Es decir, tal cosa que queremos implementar, ¿no puede solucionarse de otra manera? 

En este sentido, considero posible que un simple código QR pueda aportar lo mismo que pretende aportar el NFT como certificado de autenticidad. Y, seguramente, sea más económico incluso. 

Por otra parte, bien es cierto que, a efectos de ticketing, es decir, la venta de tickets de entradas a eventos, por ejemplo, un concierto, un certificado vinculado a un NFT pueda prevenir la reventa de entradas.

Si nos fijamos en los avances que han sido tendencia en los últimos años en los eventos cripto, la mayoría de ellos han emitido este año sus entradas mediante NFT. 

Cabe preguntarse, pues, si esta moda ha mejorado de verdad la trazabilidad o la falsificación, o, más bien al contrario, ésta ha aumentado, llenando plataformas como OpenSea de entradas de segunda mano. 

Se ha generado un gran negocio que hasta ahora no era digital ni se podía intermediar, y que supone un mercado mayor que el de la venta en primera transmisión: la intermediación.

Vender una entrada en formato NFT es mucho más sencillo que hacerlo de forma física o en wallapop, y los grandes beneficiados son las plataformas como OpenSea, que cobran comisión por ello.

Los emisores de tickets tienen la opción de introducir parámetros en los NFT para cobrar por cada transmisión en Segunda venta.

Me atrevo a suponer que Wegow, TicketMaster o Entradas.com ignoran esta tendencia. Es muy probable que OpenSea pronto facture más que estas empresas por transmisiones de tickets NFT de segunda mano.

Y es que mientras muchas empresas siguen ancladas en propuestas de valor vacías como Blockchain, la trazabilidad, la identidad digital y los consorcios, la Web3 se abre camino.

Este es un ejemplo de una entrada de segunda mano para la conferencia de Eth Barcelona. A la venta en una plataforma de NFT, a cambio de criptomonedas.

Hay quienes piensan que no tendría mucho sentido hacer una entrada en NFT si lo único que se adquiere es la asistencia al evento en sí, más cuando ni siquiera se puede revender.

Sin embargo, cuando con la entrada se da acceso a más servicios, más opciones dentro del evento, y para con la comunidad que a partir de éste pueda surgir, cobra todo el sentido del mundo.

En mi humilde opinión, a fin de cuentas no va a resultar que los NFTs vayan a ser las nuevas entradas a todo, sino que dependerá de la utilidad, del evento y las especificaciones de cada caso. Es por ello que, ante todo, hay que buscar el progreso, pero que éste sea seguro, y que de verdad vaya a aportar valor, dado que, de lo contrario, estaremos vendiendo humo, encareciendo costes y sin ofrecer al mercado nada nuevo.

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