Las monedas sociales, una herramienta monetaria diseñada para fomentar la cohesión social y la economía local; están adaptándose al siglo XXI a través de la digitalización.
Un reciente estudio publicado en la revista CIRIEC-España, Revista de Economía Pública, Social y Cooperativa, explora los beneficios, desafíos e impacto social de las monedas sociales digitales, un fenómeno que combina innovación tecnológica con objetivos sociales.
El auge de las monedas sociales digitales
A lo largo de la historia, las monedas han evolucionado desde conchas y metales preciosos hasta el dinero digital. Este contexto de transformación también ha impactado a las monedas sociales, que buscan promover el consumo local, la sostenibilidad ambiental y la inclusión financiera.
Ejemplos notables como el Brixton Pound en Reino Unido o el Sol-Violette en Francia han demostrado el potencial de estas monedas para dinamizar economías locales. El estudio destaca cómo la digitalización puede amplificar estas ventajas. La transición a formatos digitales permite llegar a un público más amplio, reducir costos operativos y aumentar la eficiencia en las transacciones. Sin embargo, también plantea interrogantes éticos, tecnológicos y sociales.
Ventajas y desafíos de la digitalización
Entre las principales ventajas identificadas se encuentra la posibilidad de incrementar la inclusión financiera. Para muchos colectivos, especialmente en regiones con acceso limitado al sistema bancario tradicional, las monedas digitales pueden ser una puerta de entrada a servicios financieros. Además, el ahorro en costos operativos y la posibilidad de realizar transacciones de manera rápida y segura refuerzan su atractivo.
No obstante, los retos también son significativos. La digitalización puede aumentar la exclusión financiera para aquellos con habilidades digitales limitadas o sin acceso a tecnología. Además, cuestiones como la privacidad, la sostenibilidad ambiental y la trazabilidad de las transacciones generan preocupaciones entre los usuarios y expertos.
El estudio subraya que el diseño de las monedas digitales puede ser determinante. Por ejemplo, el uso de tecnologías menos intensivas en energía, como el «proof of stake», podría mitigar el impacto ambiental.
Inclusión financiera: ¿una promesa incumplida?
El análisis empírico del estudio utiliza datos de la encuesta Global Findex del Banco Mundial para evaluar los niveles de inclusión financiera y digital en los países de la OCDE. Los resultados muestran una brecha significativa: mientras que los jóvenes y las personas con altos niveles educativos son los principales beneficiarios de estas herramientas; los mayores de 64 años y aquellos con menor formación quedan rezagados.
Esta realidad pone en evidencia la necesidad de diseñar políticas públicas que fomenten la alfabetización digital y la inclusión tecnológica. Iniciativas como cursos de capacitación y subsidios para dispositivos tecnológicos podrían ser clave para superar algunas de estas barreras.
¿un futuro prometedor?
Las monedas sociales digitales representan una intersección fascinante entre tecnología, finanzas y solidaridad. Aunque enfrentan retos significativos, también ofrecen oportunidades únicas para promover la equidad y la sostenibilidad.
Sin embargo, para que estas monedas cumplan su promesa de inclusión financiera, será esencial un enfoque cuidadoso en su diseño y aplicación. Solo el tiempo lo dirá, pero queda claro que su potencial para transformar comunidades y economías locales es inmenso.
Fuente: «Monedas sociales en la era digital: retos y oportunidades». Juan Francisco Albert, Nerea Gómez Fernández y Sergio Luis Náñez Alonso. CIRIEC-España, Revista de Economía Pública, Social y Cooperativa, 2024. https://doi.org/10.7203/CIRIEC-E.110.25755