Estafadores y reguladores, ¿culpables del “crypto crash”?

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Mucho se ha comentado en las últimas semanas sobre la caída del valor de mercado de los criptoactivos, hasta el punto de que ya hay quienes han señalado los culpables de este colapso.

En el presente artículo hablamos de las opiniones vertidas a través del medio Newsweek por Caitlin Long, CEO de Custodia Bank, habiendo sido anteriormente managing director en Morgan Stanley en Nueva York. Una profesional cuya opinión resulta, al menos, a tener en cuenta.

En opinión de Long, esta caída era previsible, dado que la industria de los activos digitales ya había avisado a los inversores de la peligrosidad de apalancar bitcoin. Por refrescar conceptos, y echando mano de la definición facilitada por la propia web de Binance, el apalancamiento se refiere al uso de capital prestado para realizar trades. El trading con apalancamiento puede ampliar tu poder de compra o venta, lo que te permite hacer trading con cantidades más grandes.

Así, incluso si tu capital inicial es pequeño, puedes utilizarlo como garantía para realizar trades apalancados. Si bien el trading apalancado puede multiplicar tus ganancias potenciales, también está sujeto a un alto riesgo, especialmente en el volátil mercado de las criptomonedas. Tenemos que tener cuidado al utilizar apalancamiento para hacer trading con criptos, ya que puede generar pérdidas significativas si el mercado se mueve en contra de tu posición.

Pues bien, para Long, la caída es saludable, ya que está sacudiendo a muchos estafadores y defraudadores, aunque esto, por contra, esté produciendo que, lamentablemente, millones de pequeños inversores se vean perjudicados.

Es en este punto cuando Long se apresura en recomendar a los reguladores, es decir, los responsables políticos, en crear un sólido marco regulador de activos digitales que mantenga a raya a los “chicos malos”, y pueda hacer de este mercado un lugar mucho más saludable.

En el año 2018, cuando Bitcoin se popularizó como inversión, fue cuando empezó a introducirse en este mercado las operaciones con apalancamiento, que poco o nada casan con la filosofía que Satoshi Nakamoto plasmó en el whitepaper de Bitcoin. Por otra parte, bien es cierto que las operaciones con apalancamiento se utilizan en otros mercados tradicionales.

Esto explica que el volumen de operaciones con criptoderivados no tardase en explotar. Los prestamistas apalancados que promocionaban herramientas de gestión del riesgo supuestamente «de grado bancario» vendieron a la gente la idea – que desde entonces se ha demostrado incorrecta – de que el apalancamiento podía gestionarse sin riesgo de quiebra.

Esto es así porque, en el fondo, nadie puede crear más de 21 millones de bitcoins en la cadena. Esto significa que nadie puede crear más bitcoins para rescatar a los jugadores excesivamente apalancados que han vendido más reclamaciones de bitcoin que bitcoins reales existen. También significa que, una vez que los operadores comenzaron a utilizar el apalancamiento, las quiebras eran inevitables.

Los reguladores, en especial la Comisión del Mercado de Valores, y sus homólogos en el resto de países, tienen parte de culpa. Han tardado en tomar medidas contra los defraudadores y en aprobar a los operadores responsables. Solo hubo una forma aprobada por la SEC (la CNMV estadounidense) para que los inversores se expusieran al bitcoin a través de sus cuentas de corretaje entre 2015 y 2021: el fondo cerrado Grayscale Bitcoin Trust (GBTC).

La demanda superó con creces a la oferta, lo que llevó los precios a la estratosfera. Como resultado, durante años el precio de GBTC cotizó constantemente muy por encima del precio de mercado del bitcoin, más del doble del precio del bitcoin en su punto máximo.

El apalancamiento se produjo porque se podían crear participaciones de fondos al precio de bitcoin y venderlas a los inversores minoristas al precio más alto de GBTC, una operación que Wall Street consideraba «segura». Esto terminó el año pasado cuando la SEC, por primera vez en seis años, empezó a aprobar finalmente productos de la competencia. Una vez que llegó la competencia, esa enorme prima se desplomó. GBTC cotiza ahora con un descuento de más del 30% respecto al precio del bitcoin. De ahí que los jugadores apalancados sufrieran grandes pérdidas.

Entonces, ¿son culpables los reguladores por no haber actuado antes?

Fallos regulatorios similares mordieron los mercados de criptoderivados y de préstamos, donde se formaron vacíos regulatorios. Los reguladores regulan tanto por acción como por inacción. Allí donde no aclararon ni codificaron, las empresas poco capitalizadas y los malos actores se precipitaron. Los inversores no tenían forma de evaluar la solvencia de estos intermediarios, con algunas excepciones.

Los particulares también tienen su parte de culpa. Muchos no vieron una simple verdad sobre el bitcoin: su tasa de inflación es actualmente del 1,75%, muy inferior a la tasa de inflación del 8,6%. El bitcoin no necesita estar apalancado para ofrecer una rentabilidad positiva ajustada a la inflación.

La multitud de dinero rápido hizo que el bitcoin cotizara más como una acción tecnológica altamente volátil que como una póliza de seguro contra la inestabilidad del sistema financiero. Recuerde que la propia cadena de bloques de Bitcoin es inmune a todo este ruido. Su propuesta de valor no ha cambiado. Simplemente sigue añadiendo bloques cada 10 minutos.

Los mercados están dando una valiosa lección. A juicio de Long, los responsables políticos deberían aprovechar el tiempo que les brinda la caída para perseguir a los defraudadores y aplicar un régimen normativo que fomente la innovación responsable.

Advertencia "La inversión en criptoactivos no está regulada, puede no ser adecuada para inversores minoristas y perderse la totalidad del importe invertido"

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