La semana pasada, se inició una tormenta perfecta con la divulgación de los datos financieros de Alameda Research, la posterior declaración de quiebra de FTX y luego el “supuesto” ciberataque contra la empresa, que llevaron una vez más, a una estrepitosa caída de bitcoin (BTC) y el mercado de criptoactivos.
Hace un año atrás, bitcoin se cotizaba en máximos y el sentimiento del mercado e inversores, era absolutamente distinto al que podemos notar hoy día. Tras el descalabro este año de Luna (LUNA) y su stablecoin TerraUSD (TerraUST), junto al criptoinvierno, la quiebra de varios de los actores más relevantes del mercado y el reciente colapso de FTX, el panorama es desconcertante.
Cuando el gobierno de El Salvador, dirigido por el presidente, Nayib Bukele, tomó la iniciativa de convertir a bitcoin en la moneda de curso legal en ese país en setiembre del año pasado, fue duramente criticado por algunos de los sectores más conservadores del ecosistema financiero mundial.
De hecho, esas críticas comenzaron desde la aprobación de la Ley Bitcoin de El Salvador, en fecha 09 de junio de 2021, por parte de la Asamblea Legislativa de ese país, con una clara mayoría de 62 votos a favor y 19 votos en contra, debido a que el gobierno comenzó a invertir en la compra de bitcoin para almacenar en las arcas digitales de esa nación.
Bitcoin, la que es considerada la más popular de todas las criptomonedas disponibles en el mercado, no sólo por ser la primera, sino también por ser una reserva de valor en sus pocos años de vida, ahora se había ganado la confianza para que un país la adoptara como moneda de curso legal.
Sin embargo, muchos criticaron que el presidente Bukele invirtiera, parte del presupuesto nacional de El Salvador en la compra de bitcoin, lo cual supuestamente agravaría la situación económica del país afectando a 6,5 millones de salvadoreños.
Aunque desde su adopción constantemente en la prensa global, se han publicado cualquier cantidad de artículos, criticando al presidente Bukele y a bitcoin, este año, en medio de la crisis antes mencionada, este ataque ha recrudecido de forma radical.
Parte de la crítica al presidente Bukele, ha sido que cuando adquirió los primeros lotes de BTC, el 06 de septiembre del 2021, justo cuando su valor estaba en 45.000 dólares, a la fecha, se ha evidenciado una pérdida superior al 67% de su valor, lo cual a juicio de los avezados analistas, es una pérdida y daño patrimonial para ese país.
Hasta el momento, el gobierno del presidente Bukele ha comprado más de 100 millones de dólares en bitcoin, que ante una caída del mercado como la actual, se puede estimar que toda la inversión realizada ahora posee un valor menor de 40 millones de dólares.
No obstante, ante la apreciable caída del valor de bitcoin, el propio ministro de Hacienda de El Salvador, Alejandro Zelaya, afirmó que el país no había registrado pérdidas, en vista que no se han vendido monedas, lo cual es algo más que obvio pero todavía muchas personas no lo consideran así.
Este continuo discurso negativo que se puede observar en gran parte de los medios en español e inglés, ha permeado a la población de ese país, que en gran parte, todavía no parece comprender las bondades de bitcoin, ni cuándo se puede hablar realmente de mala inversión para El Salvador.
Ello sumado a los cuestionamientos realizados por organismos internacionales de relevancia, como el Banco Mundial, el FMI y el BID, quienes continuamente han advertido al gobierno salvadoreño, sobre los riesgos sistémicos a los que esa nación se puede ver involucrada por la alta volatilidad de bitcoin, han sido parte de un discurso que ha calado en los salvadoreños.
Ahora mismo, gran parte de los salvadoreños, han perdido la confianza en la criptomoneda, así como en la política diseñada en la Ley Bitcoin de El Salvador, por lo que se puede decir que sus alcances y éxitos han sido realmente limitados.
Y es que esa misma pérdida de confianza, es un fenómeno que no es exclusivo de los habitantes de ese país, ya que se origina en las condiciones de inestabilidad del mercado que existen actualmente, en medio del más duro criptoinvierno, jamás antes visto en el sector.
Las constantes noticias sobre lo malo que es bitcoin, las criptomonedas y cualquier método que busque ser una alternativa al sector financiero tradicional, buscan sostener la dominancia de la banca, por encima de la adopción de los criptoactivos.
Los habitantes de El Salvador, acostumbrados desde el 2001 a utilizar el dólar estadounidense (USD), en lugar de su propia moneda nacional, el colón (SVC), la cual fue sustituida progresivamente en la práctica, pero no eliminada de forma legal, ahora no se sienten seguros de utilizar bitcoin en sus operaciones diarias.
De hecho, de acuerdo con el propio Banco Central de El Salvador, las remesas familiares recibidas en el país entre enero y agosto de 2022, totalizaron 5.065 millones de dólares con un crecimiento de 3.6%, equivalente a 176.5 millones de dólares más que en el mismo período del año anterior, las cuales aún en más del 98% provienen de transferencias en dólares.
Apenas, un 1.7% de las remesas provienen de las billeteras digitales de criptomonedas que manejan en El Salvador. Ya ese dato por sí mismo parece desalentador para cualquiera que quiera evaluar el éxito de la política de uso de bitcoin en ese país centroamericano.
Pero, lo que nadie dice, es que parte de la iniciativa del presidente Bukele, busca bancarizar masivamente a la población de ese país, que no posee acceso a un sistema financiero, que les permita adquirir bienes, disfrutar de crédito o del ahorro, entre otros muchos beneficios.
De igual forma, la adopción de bitcoin en la nación centroamericana, busca atraer inversión de capital, para realizar las obras de infraestructura energética y minería de bitcoin con miras al desarrollo de la Bitcoin City, que al final de concretarse en algún momento del futuro, será una imponente obra, en medio de una región del planeta marcada por un profundo subdesarrollo.
Este tipo de obras de gran envergadura, desde luego potenciarían el turismo, una de las principales fuentes de ingresos de El Salvador. Si los planes del presidente Bukele, para su país que involucran a bitcoin, logran llegar a término, el impulso de El Salvador, será impresionante y superará a varios de los países de Latinoamérica de forma exponencial.
Quizás, sólo así en base a resultados, es que las constantes voces críticas contra bitcoin y la política de El Salvador hacia esta criptomoneda, puedan finalmente, aceptar que bitcoin siempre será la decisión correcta.