Tormenta Perfecta Cripto tras hackeo DeFi y la posible subida de tipos de Japón hunden el mercado

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Tormenta Perfecta Cripto tras hackeo DeFi y la posible subida de tipos de Japón hunden el mercado

El inicio de diciembre se ha teñido de rojo sangre para el mercado de criptomonedas, con Bitcoin (BTC) y Ethereum (ETH) sufriendo caídas superiores al 5.6% que han borrado gran parte de las ganancias recientes del fin de semana.

El pánico que llevó a Bitcoin a cotizar momentáneamente en los 83.989,43 dólares de acuerdo a CoinGecko, no fue un evento singular, sino la unión de factores que crearon una tormenta perfecta que afectaron el mercado.

Por un lado, la amenaza recurrente de la seguridad en el ecosistema DeFi, tras el ciberataque contra al protocolo Yearn Finance y por el otro, un poderoso golpe de aversión al riesgo proveniente de los mercados de bonos globales que se desplomaron tras la subida de tipos en Japón.

La primera chispa de la caída se encendió en el corazón de las finanzas descentralizadas (DeFi), cuando se conoció el ciberataque a la plataforma del protocolo Yearn Finance, la cual se propagó rápidamente, actuando como un detonante específico para los inversores cripto.

El ciberataque, que algunos análisis cifran en movimientos iniciales por valor de 2.8 millones de dólares, explotó una sofisticada vulnerabilidad en la lógica de su contrato inteligente, por lo que no ha sido considerado un simple robo.

Este ciberataque es para algunos una manipulación bastante técnica, en la que el atacante logró forzar la acuñación (minting) de una cantidad desproporcionada en pocos minutos —hasta 235 millones de unidades— de su token sintético, yETH, en una sola transacción atómica.

Al inundar el mercado con tokens creados de la nada, el atacante pudo intercambiarlos por activos líquidos y legítimos (como ETH o stablecoins) en otros criptointercambios descentralizados, drenando la liquidez del protocolo.

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Este evento reavivó el temor a la inseguridad, un fantasma que persigue al sector tras el ciberataque que sufrió el criptointercambio surcoreano Upbit la semana pasada, por parte del grupo de hackers norcoreano Lazarus, el cual ha sido acusado de robar 37 millones de dólares en dicho procedimiento.

Ese evento ocurrió el mismo día que el operador de Upbit, Dunamu, y el gigante tecnológico Naver anunciaron planes para sus unidades fintech, en la cual realizarían una unión corporativa que los llevaría a un nuevo nivel dentro del ecosistema de las criptomonedas.

Obviamente, este tipo de noticias causan reacciones en el mercado y en los inversores, quienes ven cómo plataformas de alto perfil y código auditado como Yearn han podido ser vulneradas, la confianza en el código —la máxima ley de DeFi— se erosiona, por lo que el resultado de este nuevo ciberataque fue una inmediata ola de ventas impulsada por la huida del riesgo operativo.

Pero esto no termina allí, el otro factor preponderante ha sido lo que algunos creen fue realmente la causa principal y lo que han denominado, el Efecto Mariposa del Yen. Y es que, mientras el ecosistema lidiaba con la crisis de seguridad, la presión externa se intensificó.

La venta de criptomonedas se enmarcó dentro de un retroceso más amplio de los activos de riesgo en Wall Street, que vio caer al S&P 500 y al Nasdaq, siendo el principal motor de esta aversión al riesgo, el inesperado enfoque del Banco de Japón (BoJ), sobre el mercado de deuda soberana y lo que algunos llaman el fin del dinero barato de Japón.

Para los que no lo saben, durante años el BoJ ha mantenido una política monetaria ultralaxa, con tasas cercanas a cero, lo que ha facilitado la estrategia de inversión conocida como “carry trade” del yen, que es muy utilizada por los inversores en EEUU, Europa y Asia.

Esta estrategia es muy sencilla, los inversores pedían prestado yenes a un coste casi nulo y utilizaban ese capital para comprar activos de mayor rendimiento en el extranjero, incluyendo Bitcoin y hasta memecoins. Luego con el beneficio obtenido de ese mayor rendimiento devolvían sus préstamos que les permitieron apalancarse a muy bajo costo y se quedaban con el resto del dinero.

Sin embargo, las recientes señales de que el BoJ podría ajustar su política o abandonar el control de la curva de rendimientos (YCC, «por sus siglas en inglés») han provocado una subida abrupta en los rendimientos de los bonos japoneses, alcanzando niveles no vistos desde 2008, lo que obviamente ha desencadenado un efecto dominó en los mercados como “Cierres de Posiciones” y “Fugas hacia otros activos más Seguros”.

Tormenta Perfecta Cripto tras hackeo DeFi y la posible subida de tipos de Japón hunden el mercado

En estos Cierres de Posiciones, los inversores que participan en el “carry trade” se ven obligados a liquidar sus activos de riesgo (acciones, materias primas, y sobre todo, criptomonedas) para obtener el capital necesario para comprar yenes y devolver sus préstamos antes de que las tasas suban.

Y desde luego, las Fugas que han sido ocasionadas por el aumento de los rendimientos de la deuda (incluso en el Tesoro de EEUU) hace que los activos “seguros” sean comparativamente más atractivos desde el punto de vista de beneficio, por lo que el dinero de los inversores abandona los activos especulativos como Bitcoin en busca de rendimientos más estables.

De allí que la convergencia de factores en este contexto macroeconómico ya de por sí frágil, donde el miedo a la subida de tasas globales y la ralentización (evidenciada por un débil ISM Manufacturero en EEUU) domina el sentimiento, que junto a la noticia del ciberataque a Yearn Finance actuaron como el catalizador perfecto para lo ocurrido este lunes en el mercado cripto.

Como algunos analistas señalan, el mercado cripto se encontró entre la espada y la pared, con una Presión Estructural (Fondo), que impulsaba la necesidad de liquidar activos de alto riesgo debido a la inestabilidad en los mercados de bonos y el carry trade del yen.

Y luego, desatando el Pánico Operacional (Frente), basados en el temor a la seguridad sistémica de DeFi tras la vulneración de un protocolo clave. Esta combinación resultó en un descenso dramático: Bitcoin cayó 6% hasta los 83.989,43 dólares y Ether retrocedió 7% hasta los 2.724,95 dólares, de acuerdo a datos de CoinGecko.

Estos descensos agravaron las pérdidas acumuladas en el año, demostrando que la trayectoria de los activos digitales sigue estando intrínsecamente ligada a la gestión de riesgos global y a los activos bursátiles.

Sin embargo, la resiliencia del mercado se pondrá a prueba en los próximos días, mientras los inversores sopesan si los fundamentos de Bitcoin pueden superar el miedo a la inseguridad en DeFi y la poderosa influencia de la política monetaria global.

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