En un contexto económico desafiante, los expertos de Adelantos.com destacan la importancia de incorporar conocimientos financieros desde edades tempranas como herramienta clave para el desarrollo personal, familiar y social.
En tiempos de consumo digital y cambios en el mundo laboral, formar ciudadanos financieramente conscientes se ha convertido en una inversión de largo plazo. Diversos estudios y experiencias coinciden en que la educación financiera temprana no solo mejora la toma de decisiones en la adultez, sino que también promueve una relación más saludable y reflexiva con el dinero.
“La educación financiera no empieza en la adultez, empieza en casa, en la infancia. Nuestro desafío como sociedad es formar hábitos saludables desde temprano: enseñar a valorar el ahorro, entender el consumo y tomar decisiones con conciencia”
En Adelantos.com creen que cuanto antes se aprende, más libre y empoderado se vive
Desde el ámbito educativo y familiar, se destacan prácticas concretas que ayudan a incorporar estos hábitos desde la infancia:
- Juegos con dinero ficticio:
Simular compras, presupuestos y decisiones de ahorro en casa o en el aula.
- Asignación económica con propósito:
Asignar una pequeña cantidad semanal o mensual, incentivando el ahorro para metas específicas.
- Participación en decisiones familiares:
Incluir a niños y adolescentes en conversaciones sobre gastos, planificación y prioridades.
- Uso de apps educativas:
Herramientas digitales que enseñan conceptos como interés, inversión y planificación de manera lúdica.
Además, especialistas en desarrollo infantil señalan que los niños que aprenden a administrar dinero desde pequeños suelen tener una mejor comprensión de cómo funciona la economía, valoran más el esfuerzo detrás de cada ingreso y son menos propensos al consumismo impulsivo. La educación financiera también fortalece habilidades como la planificación, la toma de decisiones informadas y la responsabilidad.
Para padres y educadores, se recomiendan cinco estrategias clave:
1. Enseñar con el ejemplo: mostrar hábitos responsables como ahorrar, comparar precios o evitar gastos innecesarios.
2. Incluir el dinero en conversaciones cotidianas: hablar abiertamente sobre cómo se gana, se gasta y se ahorra.
3. Asignar una paga semanal o mensual: fomentar la priorización y la planificación.
4. Usar juegos y actividades lúdicas: simuladores o apps.
5. Establecer metas de ahorro: enseñar el valor de la paciencia y el esfuerzo.
Inculcar hábitos financieros desde temprano es sembrar responsabilidad, criterio y visión a largo plazo. El desafío está en integrar estos contenidos de forma transversal en el sistema educativo y en acompañar desde el hogar con ejemplos cotidianos.