La semana pasada, en los oscuros y eficientes rincones de la minería global, una luz brillante de pura fortuna destelló en el ecosistema del criptoactivo Bitcoin (BTC), cuando un simple minero aficionado, que operaba con un equipo que tenía un ridículamente bajo poder de cómputo de solo 6 Terahashes por segundo (TH/s), logró minar un bloque de Bitcoin en solitario.
Algo que estadísticamente es considerado imposible, incluso por el propio algoritmo de la red Bitcoin se hizo realidad, haciendo que la recompensa fuera una especie jackpot instantáneo en un Casino, con el bloque 924.569 liberando la recompensa estándar más las tarifas de transacción, entregando al minero una ganancia de 3,146 BTC, valorada en más de 270.000 dólares.
Congratulations to extremely lucky miner 3K99~Ct8M with only SIX TH for solving the 308th solo block at https://t.co/UWgBvLkDqc. A miner of this size has only a a in 180 million chance of solving a block each day! https://t.co/Jx3fTUlaIe pic.twitter.com/F5CKVrEfYt
— Dr -ck (@ckpooldev) November 21, 2025
Por razones más que obvias, la comunidad minera se ha quedado atónita ante lo que se consideraba virtualmente imposible. Sin embargo, el propio administrador de ckpool.org, Con Kolivas (Dr -ck), confirmó la hazaña, señalando que el minero había vencido probabilidades de, aproximadamente, 1 en 180 millones.
Para entender la magnitud de esta victoria, es necesario contrastar los apenas 6 TH/s del minero con la vasta escala actual de la red Bitcoin. Y es que, la minería de Bitcoin se ha transformado de un hobby para entusiastas con PCs a una industria global dominada por farms (granjas) de minería a escala industrial, donde la sola inversión de entrada supera los 100 millones de dólares.
La minería de criptomonedas utiliza como unidad de medida el “hashrate” (tasa de hash), que mide potencia de un equipo o de una granja de equipos. Estas granjas de minería son extremadamente gigantes y operan con hashrates que se miden en Exahashes por segundo (EH/s).
Tan solo un Exahash equivale a mil millones de Gigahashes, o 1018 hashes por segundo. Al momento en que fue minado este bloque de la suerte, la red total de Bitcoin operaba a unos 855.7 EH/s, por lo que, los apenas 6 TH/s del afortunado minero representaban una parte infinitesimal de este esfuerzo colectivo: apenas el 0.0000007% del poder total de la red.

En la búsqueda de bloques, cada hash es un boleto de lotería para el minero o la granja que sea capaz de minarlo. En un pool tradicional, la contribución de hash de cada minero, le otorga una pequeña parte de cada ganancia.
Pero en este caso, el minero con Suerte, prefirió elegir el camino del Solo Mining a través de la infraestructura de CKPool, decidiendo que, si bien era casi imposible ganar, si lo hacía, se llevaría el premio completo, en una estrategia que se puede calificar de “todo o nada”.
La minería de Bitcoin está regida por la Dificultad de la Red, un ajuste automático que garantiza que, en promedio, solo se mine un bloque cada 10 minutos, independientemente de cuántos mineros estén conectados.
Podemos utilizar la estadística básica de minería para calcular el tiempo que, en teoría, le tomaría a este minero encontrar un bloque. Utilizando la dificultad de la red en ese momento (cercana a 91.88×1012), el tiempo promedio esperado para que un viejo y limitado equipo de 6 TH/s encontrara la solución se estima en más de 50 años.
El minero no solo encontró la solución en una fracción de ese tiempo, sino que su hash ganó la lotería digital en competencia directa con pools que gastan millones en electricidad y hardware de punta para producir cientos de miles de Terahashes por segundo.
La pregunta del millón para muchos entusiastas es: ¿Qué tipo de equipo produce solo 6 TH/s? La respuesta, es que probablemente se trate de un ASIC (Circuito Integrado de Aplicación Específica) de la era pre-2017, como un Antminer S7 muy antiguo, o quizás un equipo muy pequeño y de bajo consumo.
Los mineros de hoy operan con máquinas que superan los 200 TH/s por unidad. La elección del minero afortunado de usar su máquina de 6 TH/s como un “boleto de lotería” le permitió minimizar los gastos de electricidad y hardware, mientras mantenía una pequeña esperanza matemática. Esa esperanza, que contra todo pronóstico y para asombro de la comunidad, se cumplió.
Ahora, este evento ha sido marcado como el epítome de la aleatoriedad que define el algoritmo Proof-of-Work de Bitcoin, ya que esto es inusual y es muy poco probable que ocurra de nuevo en mucho tiempo.
Cada hash es una prueba criptográfica que tiene la misma probabilidad de éxito que cualquier otro hash enviado en ese mismo instante, sin importar si proviene de un centro de datos de 100 millones de dólares o de un equipo guardado en un garaje.
Pero ojo, el éxito del minero de 6 TH/s no es un indicador de que la minería casera sea rentable de nuevo, sino más bien un recordatorio de que, incluso en la red descentralizada más poderosa y segura del mundo, la suerte ciega es el último factor que decide quién se lleva la recompensa.
Lo que ha pasado es sin duda, una historia inspiradora para todos los aficionados de la minería de Bitcoin, demostrando que mientras las leyes de la física y las matemáticas no prohíban un evento, este sigue siendo, remotamente, posible.

