Ajedrez 3D en la Batalla por el control de Aave y la promesa del Trillón de Dólares

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Ajedrez 3D en la Batalla por el control de Aave y la promesa del Trillón de Dólares

En el volátil tablero de las finanzas descentralizadas (DeFi), Aave no es solo una pieza más; es la Reina, con miles de millones de dólares en valor total bloqueado (TVL, «por sus siglas en inglés»), dentro del protocolo de préstamos, lo que ha sido durante años el estándar de oro de la industria cripto.

Sin embargo, lo que hoy se vive en sus foros de gobernanza y despachos virtuales no es una simple actualización de software, porque es considerada por los analistas como una partida de ajedrez geopolítico-financiera donde se decide el futuro de la propiedad digital, el control del código y el reparto de una tarta que aspira a los doce ceros.

En una esquina del tablero, la Aave DAO, una comunidad de tenedores de tokens que exige transparencia y soberanía, mientras que en la otra, Aave Labs, la entidad privada liderada por el carismático Stani Kulechov, fundador y CEO de esta entidad que busca profesionalizar el protocolo a una escala institucional.

El premio de esta partida, es el control del primer “banco” verdaderamente global y descentralizado del ecosistema DeFi. Como toda gran contienda, esta comienza con una chispa, y en Aave, esa chispa tuvo nombre de protocolo de intercambio: CoW Swap.

Hace apenas unas semanas, los usuarios de la interfaz oficial de Aave descubrieron algo que encendió las alarmas, cuando Aave Labs había integrado un módulo de intercambio que generaba comisiones.

Hasta ahí, todo normal, sin embargo, el problema surgió cuando se reveló que esos beneficios fluían directamente a las cuentas de Aave Labs, la empresa privada, sin pasar por la Tesorería de la DAO ni haber sido sometidos a votación.

Para la comunidad, esto fue interpretado como una “privatización sigilosa”, y más cuando en el espíritu de DeFi, la interfaz (el frontend) es el escaparate de la comunidad, por lo que usar el tráfico generado por la marca Aave para lucrar a una entidad privada sin permiso fue visto como una ruptura del contrato social por algunos miembros de la DAO.

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Kulechov, en un inusual tono defensivo, reconoció que la comunicación había sido deficiente, pero el daño ya estaba hecho, porque la confianza, ese activo tan escaso en cripto, se había agrietado y aquí es donde entra el Gambito de “Tulipking” para intentar una especie de golpe de estado descentralizado.

Tras estos acontecimientos, la respuesta no se hizo esperar. Y es que, un miembro de la DAO bajo el pseudónimo de “Tulipking” lanzó una propuesta que ha sido calificada de “nuclear”, ya que en lugar de pedir una simple disculpa o un reparto de comisiones, “Tulipking” propuso lo impensable a los miembros: “que la DAO le arrebate todo a Aave Labs”.

La propuesta exige la transferencia de la propiedad intelectual (IP), las marcas registradas, los dominios web y el control total del código a la DAO, lo que en esencia, es un intento de convertir a Aave Labs en un simple contratista de la comunidad, eliminando su posición de “padre protector” del protocolo.

Aave no es una empresa con una comunidad; es una comunidad con una empresa proveedora de servicios”, rezaba el sentimiento de la propuesta.

Este movimiento plantea una pregunta existencial para todo el ecosistema cripto: ¿Puede una comunidad de miles de desconocidos gestionar una infraestructura tecnológica de grado bancario sin una empresa detrás? Legalmente, el movimiento es un laberinto. Técnicamente, es un desafío. Pero políticamente, es un jaque al rey.

Ante un escenario así donde el juego está técnicamente en jaque, sólo quedaba la posibilidad de una jugada maestra y por supuesto, apareció sobre el tablero, el “Plan de los Trillions” en dólares. Literalmente, Kulechov, veterano de mil batallas en el ecosistema, no se ha quedado de brazos cruzados y con un movimiento sacó el jaque.

Kulechov, en lugar de enredarse en una pelea de barro por las comisiones de hoy, ha decidido expandir el tablero, respondiendo con la presentación de una hoja de ruta tan ambiciosa que ha dejado a muchos detractores sin palabras: el camino hacia los trillones de dólares.

El fundador y CEO de Aave Labs ha asumido el papel de arquitecto jefe, presentando tres pilares que buscan consolidar al protocolo Aave como la infraestructura financiera definitiva: En primer lugar, plantea una Aave V4 y la Unificación del Multiverso, lanzando la versión 4 de Aave que no es una actualización menor.

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Aave V4, busca solucionar el mayor problema de las criptomonedas hoy, la fragmentación mediante una “Capa de Liquidez Unificada”, que Aave Labs pretende que el dinero fluya entre diferentes redes (Ethereum, L2s, etc.) como si fuera una sola piscina, marcando el fin de los silos y el inicio de una eficiencia de capital sin precedentes.

Como segundo punto de la propuesta está Proyecto Horizon, el cual crea un puente hacia el Capital Institucional, demostrando que mientras la DAO se pelea por el control del protocolo, Kulechov está cerrando filas con los gigantes del mundo tradicional.

Con más de 550 millones de dólares ya depositados y el respaldo de nombres como Franklin Templeton, Circle, Ripple y VanEck, Horizon es la apuesta por los Activos del Mundo Real (RWA, «por sus siglas en inglés»).

El protocolo Aave quiere ser el lugar donde los grandes bancos depositen sus bonos del tesoro y sus fondos de inversión, por lo que aspiran para 2026, gestionar unos 1.000 millones de dólares solo en este segmento.

Como último pilar en esta jugada maestra que efectúa Kulechov, se encuentra la “Aave App”, una aplicación móvil que promete ser el “Revolut de DeFi”. Concretamente, con una interfaz que elimine la fricción de las frases semilla y las comisiones de gas para el usuario común, si tiene el éxito esperado, Aave dejaría de ser una herramienta para expertos y pasaría a competir directamente con la banca fintech tradicional.

 

A esto se suma el hecho que en medio de esta tormenta interna, Aave recibió una noticia que cambió la dinámica de poder, cuando la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos (SEC, «por sus siglas en inglés») cerró esta semana su investigación sobre el protocolo sin imponer sanciones, tal y como Kulechov lo mostró en su cuenta de la red social X.

Este es un activo estratégico de valor incalculable, porque mientras otros protocolos viven bajo la amenaza constante de ser declarados valores no registrados o facilitadores de lavado de dinero, Aave ha salido con un certificado de limpieza.

Esto fortalece la posición de Kulechov y Aave Labs, que saben cómo navegar las aguas regulatorias. Ahora muchos se preguntan si ¿Podría una DAO desorganizada haber conseguido lo mismo? Probablemente no y es casi seguro, que no.

De allí que para muchos analistas, estamos en un momento crítico, porque la propuesta de “Tulipking” sigue ahí, recordándole a Aave Labs que no pueden ignorar a su base. Pero el plan maestro de Kulechov es tan brillante que muchos inversores (las “ballenas” que poseen el token $AAVE) temen que, si echan a Labs, el sueño de los trillones se evapore.

Es una partida de ajedrez donde ambas partes se necesitan. La DAO aporta la legitimidad y la descentralización que protege al protocolo de la censura, pero no cabe lugar a dudas que Aave Labs aporta la visión, el desarrollo técnico y las conexiones institucionales que garantizan el crecimiento.

Es por ello, que lo que ocurra en el protocolo Aave en los próximos meses sentará un precedente para todo el sector tecnológico, ya que estamos viendo el nacimiento de una nueva forma de corporativismo: uno donde los accionistas (la DAO) tienen el poder de despedir al fundador, pero donde el fundador tiene la visión necesaria para hacerlos ricos.

La partida sigue abierta y Kulechov ha movido su reina hacia los mercados institucionales. La DAO por su parte tiene su torre lista para defender la descentralización. Al final, el ganador no será quien controle el código, sino quien logre atraer ese trillón de dólares que espera en las puertas de la cadena de bloques.

¿Será Aave el primer banco del pueblo o la última fintech de élite disfrazada de descentralización? El reloj de la gobernanza está corriendo.

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