El pasado fin de semana, la Unión Europea (UE) anunció su 19º paquete de sanciones contra Rusia, una ofensiva legal que, por primera vez de manera tan directa, puso en el punto de mira a las herramientas digitales de evasión más sofisticadas, como lo son la stablecoin A7A5 y el veterano servicio de pagos Payeer.
Este nuevo paquete de sanciones contra el Kremlin, demuestra que la guerra ruso-ucraniana no solo se libra en el campo de batalla con militares, misiles y drones, sino también en las intrincadas redes del sistema financiero global.
Esta acción de la UE es una nueva vuelta de tuerca en el capítulo de las sanciones contra Rusia por invadir y tomar a la fuerza parte del territorio de Ucrania, en una Guerra que ha dejado hasta el pasado mes de septiembre 1.000.000 de bajas estimadas (muertos y heridos) desde febrero de 2022 hasta noviembre de 2025, según datos del jefe de espionaje británico, Richard Moore.
Mientras que paquetes anteriores se centraron en bancos, oligarcas y tecnología militar, este último asalto demuestra una creciente madurez por parte de Bruselas en la persecución de los canales de financiación ilícita basados en criptoactivos. La pregunta clave que resuena en los mercados financieros y tecnológicos es: ¿por qué estas dos entidades, y por qué ahora?
Comencemos por el principio, la sanción a la stablecoin A7A5 es la pieza más novedosa y simbólica del nuevo paquete, ya que al prohibir explícitamente “todas las transacciones, directas o indirectas, que involucren a la stablecoin A7A5”, la UE busca que los criptoactivos anclados al rublo ruso dejen de ser una zona de libre tránsito.
A7A5, lanzada apenas en enero de 2025 en las redes Tron y Ethereum, se posicionó rápidamente como un medio de pago transfronterizo fuera del control bancario tradicional, así que solo era momento de tiempo para que los reguladores posaran sus ojos en este criptoactivo y ha sido la UE la que ha levantado el velo sobre su propósito.

Según los documentos de las sanciones, la A7A5 fue señalada como una “herramienta importante para financiar actividades que apoyan la agresión rusa”, dada la conexión crucial que se encuentra en sus raíces corporativas.
Y es que según las investigaciones, la stablecoin A7A5, basada en una paridad 1:1 con el rublo ruso, está vinculada al Grupo A7 y a su emisor, Old Vector LLC, ambos con sede en Kirguistán y ya sancionados previamente por la UE.
El verdadero escándalo reside en la conexión política y bancaria de alto nivel, pues la empresa matriz del Grupo A7, A7 LLC Limited, está co-fundada por Ilan Shor, una figura política moldava bien conocida por su alineamiento con el presidente ruso Vladímir Putin.
Más allá de la política, la conexión financiera de esta stablecoin con el entorno del Kremlin es alarmante, porque la A7A5 fue presuntamente utilizada para facilitar transferencias directas con el banco estatal ruso sancionado Promsvyazbank (PSB, «por sus siglas en ruso»).
Esta triangulación —una stablecoin emitida en una jurisdicción laxa (Kirguistán), con anclajes políticos pro-Moscú (Shor) y conexiones directas a un banco sancionado PSB— convierte a A7A5 en el ejemplo perfecto de un sistema diseñado para infiltrarse en el ecosistema financiero occidental sin recurrir a los canales SWIFT ya bloqueados.
De allí que, la sanción contra la stablecoin A7A5 no es solo por el activo digital en sí, sino por la infraestructura de evasión que representa para el sistema financiero y gubernamental ruso que ya ha sido sancionado con anterioridad.
El segundo sancionado de interés, ha sido la plataforma de pagos Payeer. Mientras A7A5 es un recién llegado de la era de la guerra digital, Payeer es un actor con algo más de antigüedad y una reputación duradera en el mercado de remesas y pagos digitales, a menudo utilizado en nichos donde la regulación es menos estricta.
Su inclusión en el paquete de sanciones, con una prohibición total de transacciones, subraya el compromiso de la UE de cerrar todas las puertas, incluso las más antiguas y menos glamurosas a las que acceden el gobierno de Putin.
Esta plataforma, registrada en Vanuatu, una jurisdicción conocida por su flexibilidad regulatoria, Payeer se hizo esencialmente en el mercado ruso y de la Comunidad de Estados Independientes (CEI), creada tras la extinción de la Unión Soviética.
La UE ha justificado la sanción contra esta plataforma al afirmar que Payeer ha proporcionado activamente “servicios de criptoactivos a clientes con sede en Rusia” que buscaban eludir las restricciones occidentales.

El historial de Payeer ya lo había puesto bajo el microscopio de los reguladores y de hecho, firmas de análisis blockchain como Chainalysis y TRM Labs ya habían estado haciendo seguimiento a la actividad de esta plataforma con entidades y personas sancionadas de Rusia.
Las autoridades lituanas, por ejemplo, ya habían multado a una entidad de Payeer por violaciones graves de las leyes contra el lavado de dinero (AML) y por permitir a clientes rusos realizar transacciones con bancos rusos previamente sancionados. Este historial regulatorio creó el precedente necesario.
La inteligencia financiera occidental demostró que Payeer no solo facilitaba pequeñas remesas, sino que había sido un canal para transferencias de millones de dólares hacia entidades e individuos rusos, incluyendo la facilitación de transacciones con la plataforma de intercambio de criptomonedas rusa Garantex, también sancionada por la UE.
La sanción a la plataforma Payeer, demuestra que tener sede en una ubicación geográfica aislada, no les proporcionará inmunidad de cara al sistema financiero internacional ni frente a organismos o a bloques como la UE.
Muchos proveedores de servicios de pagos digitales (PSPD, «por sus siglas en inglés») y criptointercambios que operan globalmente, lo pensarán dos veces antes de permitir que sus flujos de capital estén íntimamente ligados a Rusia y a la evasión de sanciones.
El 19º paquete de sanciones de la UE transforma el panorama de la guerra económica, porque antes, las sanciones se enfocaban en el “qué” (el dinero, el banco, la tecnología), pero ahora, el foco está en el “cómo” (bien sea la stablecoin o la plataforma de pago digital).
La inclusión de A7A5 y Payeer demuestra que la UE ha perfeccionado su capacidad de rastrear y desmantelar las infraestructuras financieras en la “Dark DeFi” (Finanzas Descentralizadas Oscuras) o, al menos, las plataformas que actúan como puentes entre las finanzas tradicionales sancionadas y el ecosistema criptográfico.
Para Rusia, la eliminación de estos canales clave obligará a sus agentes a buscar métodos aún más oscuros o a depender de socios comerciales dispuestos a ignorar abiertamente las normas internacionales, encareciendo y ralentizando significativamente sus esfuerzos bélicos.
Para el ecosistema de las criptomonedas, es un recordatorio de que la bandera de la descentralización no protege a los actores que se involucran en la facilitación de actividades ilícitas a escala estatal, sobre todo cuando están ligadas a sanciones.
Con cada paquete de sanciones, el cerco se estrecha más sobre la economía rusa y la UE está demostrando que, incluso en el reino volátil y anónimo de los activos digitales, tiene la voluntad y, cada vez más, la capacidad técnica para imponer su hegemonía regulatoria.
La stablecoin A7A5 y la plataforma Payeer son los primeros, pero es casi seguro que no serán los últimos en caer bajo la presión de Bruselas, solo quedaría por conocer, qué opina el Departamento del Tesoro de Estados Unidos, sobre estas sanciones a Rusia y si será capaz de acompañar en estas sanciones a la UE.

