«Servicios de Anonimato: El Dinero Electrónico»

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Entrevista a Jaime Gómez García, autor de «Servicios de Anonimato: El Dinero Electrónico»

 

Jaime Gómez, Ingeniero Técnico de Telecomunicaciones con una carrera profesional de 22 años.

Hace unos días nos enteramos, a través del tweet de John Whelan, ex-presidente de Ripple y Director del Blockchain Lab del Banco Santander, de que  Jaime Gómez había escrito en 1996 su Trabajo de Fin de Carrera: “Servicios de Anonimato. El dinero electrónico.”.

 

 

https://twitter.com/_JohnWhelan/status/1006235003859230722

 

No cabe duda de que la materia cubierta en este trabajo tiene una gran similitud con la publicación del paper de Bitcoin de Satoshi Nakamoto en 2009. Sin duda, se trata de un prólogo de lo que años más tarde serían las bases del trabajo de Satoshi.

Aquí os dejamos la entrevista con Jaime.

– ¿Podrías contarnos por qué decidiste hacer este Trabajo Fin de Carrera?

Jaime: Estamos hablando de 1994 aproximadamente. Estaba completando mis últimas asignaturas cuando empecé a pensar en la materia sobre la que podría desarrollar mi TFC.

 

Me atraía la seguridad y quería huir del tópico de desarrollar un programa para resolver una necesidad específica.

 

Buscaba algo novedoso, en fase de investigación pura. Algo que pudiera tener impacto a futuro. Pero no tenía nada claro exactamente qué. Mi profesora, y sin embargo amiga, Emilia Pérez Belleboni, me recomendó hablar con Eloy Portillo. Un profesor que estaba llevando varios proyectos relacionados con seguridad.

Eloy estaba al tanto de lo que se movía en diversos congresos internacionales de seguridad. Fue él quien me propuso revisar algunos documentos de trabajo de diversos BoF relacionados con criptografía y anonimato. A partir de ahí llegamos de rápidamente al caso del dinero electrónico anónimo. Eloy estaba interesado en varios temas relacionados con la seguridad y el anonimato y yo me concentré en el dinero electrónico.

 

Creo que me decidí por el dinero electrónico porque me atraía el espíritu de evolución social que lo soportaba. Pero sobre todo porque estaba todo por hacer y era fácil prever que tendría un gran impacto.

 

Me sentía muy atraído también por Phil Zimmerman y su PGP. Lo veía como a un héroe. Pero PGP era un programa ya desarrollado que podías utilizar. Y el correo electrónico era una rareza en aquella época.

Las ideas de David Chaum, sin embargo, estaban siendo desarrolladas por muchos a nivel teórico, pero había pocos casos prácticos y resultaba evidente que había mucho trabajo por hacer. Además: Dinero electrónico anónimo basado en criptografía… Hoy se nos ponen los pelos de punta al pensarlo. ¡Imagínate entonces!

– ¿Seguíais varios alumnos el movimiento Cipherpunk y la preocupación por la privacidad?

Jaime: La verdad es que no recuerdo haber visto ningún nombre español en la lista de Cypherpunks cuando yo la seguía. Mis compañeros de becaría estaban en asuntos de seguridad, pero nada que ver con el ambiente cypherpunk.

La verdad es que no recuerdo bien cómo caí ahí. Creo que a través de Yahoo (Sí, millenials, hubo un tiempo en que Google no existía) llegué a la página de un irlandés con un buen resumen de enlaces. Algunos eran correos de Cypherpunks. Había también varios newsgroups de Usenet interesantes, pero por lo general muy básicos. Así que a medida que avanzaba en mi estudio me suscribí a Cypherpunks.

La lista de Cypherpunks era seguida por gente de intereses muy variados. Desde perfiles muy técnicos, pegadísimos a la matemática, hasta personas que llegaban allí por interés puramente político. Creo que todos, de una forma u otra, nos sentíamos amparados por el Cypherpunk Manifesto:

 

“We must defend our own privacy if we expect to have any. […]

We are defending our privacy with cryptography, with anonymous mail forwarding systems, with digital signatures, and with electronic money.”

En Cypherpunks era posible, normal incluso, tener conversaciones verdaderamente interesantes y encontrar gente que se tomaba su investigación en serio. Era un auténtico centro de compartición de conocimiento e ideas.

– ¿Cuáles han sido tus fuentes para hacer este Trabajo?, ¿qué complicaciones has encontrado?

Jaime: Tuve varias referencias. Nada más comenzar necesité ponerme al día en criptografía de clave pública con bastante nivel de detalle. Empecé tirando de biblioteca con tratados sobre criptografía general, como “Applied Cryptography” de Bruce Schneier, “The Codebreakers” de David Khan, y varios libros sobre matemática discreta. Para estudiar me apoyaba en el programa Mathematica de Wolfram.

Una vez que tenía claros los conceptos matemáticos pude entrar a estudiar los diversos documentos técnicos que se publicaban. Algunos, de carácter divulgativo, estaban disponibles fácilmente en Scientific American. Pero a medida que bajaba a detalle tenía que ir a fuentes como el “Communications of the ACM”, publicaciones de congresos especializados y, finalmente, documentos de centros de investigación. En esta categoría entraría cualquier publicación de David Chaum o los documentos del “Centrum Wiskunde & Informatica” de Amsterdam, entre otros.

Pero para poder comprender de verdad todas estas fuentes necesitas discutir, comentar, preguntar y responder. Eso es lo que me aportó la lista de Cypherpunks.

– ¿Y cómo era esa relación con otros Cyperpunks?

Jaime: Muy positiva. Siempre he guardado un gran recuerdo de esa lista. En Cypherpunks había gente muy buena. Muchos de los que hoy son grandes nombres estaban allí escribiendo y leyendo: Nick Szabo, Tim May, Wei Dai, Adam Back,…

Recuerdo muy especialmente a Hal Finney. Hal tenía un conocimiento muy detallado de todos los conceptos y, al mismo tiempo, era capaz de sintetizarlos de una forma muy comprensible. Siempre estaba dispuesto a ayudar. Aunque era de los más expertos, respondía a cualquiera que tuviera una pregunta razonable aunque fuera básica. Por eso, cuando leo sus declaraciones desmintiendo ser Satoshi y explicando la relación que tuvieron, creo que dice la verdad. Satoshi tenía algo sobre lo que discutir y Hal ayudaba a todo el mundo.

Sentí mucho saber que Hal había fallecido. Era una excelente persona y a mí me ayudó muchísimo. Os cuento muna anécdota: Una vez que Hal vió que le respondía por la tarde (él estaba en Los Ángeles) me propuso que chateáramos usando “talk” (https://en.wikipedia.org/wiki/Talk_(software)). De manera que al final terminé cambiando mi horario de trabajo en la universidad a las tardes. Si tenía algo con él, miraba si estaba online con finger y después chateábamos.

Guardo pocos mensajes de la cuenta de correo que utilicé entonces. Me imprimí unos cuantos antes de que la universidad la cerrara y los guardé en una caja. Hace un tiempo los estuve repasando y encontré uno con Hal (al margen de Cypherpunks):

 

Copia del email de uno de los correos de respuesta de Hal Finney a Jaime Gómez

 

En la época del ancho de banda limitado no solíamos mantener el hilo en cada correo, por lo que no sé exactamente a qué me estaba respondiendo. Pero creo recordar que había visto uno de sus resúmenes sobre la matemática detrás del problema del logaritmo discreto en donde no especificaba que las operaciones se realizaban en módulo phi(n). Creo que yo sólo le había pedido aclarar si todas las operaciones eran mod phi(n) y él me respondió con todo lujo de detalles especificando las condiciones para conseguir un n “de calidad”. Así era Hal. Este es el recuerdo que yo tengo de los Cypherpunks.

– ¿Cómo explicaste ante el jurado en la defensa del Proyecto el problema del doble gasto?

Jaime: Mi TFC explica diversos modelos de dinero electrónico basados en firmas opacas. Las principales diferencias entre unos y otros estaban en si el anonimato era incondicional, la eficiencia computacional del sistema o si podían operar en modo offline.

 

Cuando el modelo de dinero electrónico está basado en firmas digitales el problema del doble gasto es muy evidente. Si un mensaje con una determinada firma tiene un valor es evidente que puedes replicar ese mensaje tantas veces como quieras. Al fin y al cabo es sólo una secuencia de bits. Es muy fácil de comprender. Creo que el problema del doble gasto es menos intuitivo en el modelo Bitcoin.

 

Mi conferencia de introducción a Blockchain sigue un recorrido histórico por dos motivos principales:

  • Primero, porque la hace diferente. Hay muy buenas explicaciones sobre qué es blockchain y cómo funciona. Pero no conozco a nadie que explique blockchain como un hito dentro de la historia de la criptografía.
  • Segundo, porque entender el problema que se ha intentado resolver en cada momento ayuda a comprender el funcionamiento del sistema.

La historia de la criptografía arranca en tiempos de los babilonios, hacia 2000 AC. Pero la criptografía de clave simétrica tenía un problema fundamental en el intercambio de claves.

Esto lo resolvieron Diffie y Hellman en 1976, dando origen a la criptografía de clave pública. Con ella nacieron también las firmas digitales.

Nuevas soluciones, nuevos problemas:

  • Una vez que tienes firmas digitales necesitas resolver cómo autenticas las claves públicas. Cómo puedes estar seguro de que una clave pública pertenece realmente a quien tú piensas. Nacieron las autoridades de certificación: El sistema funciona gracias a la confianza que los participantes depositan en la autoridad de certificación. El sistema depende de la confianza.
  • Con firmas digitales podrías hacer dinero. Considera que un billete es un papel con un número de serie firmado por el gobernador de un banco central. Es la realidad que encuentras en tu cartera ahora mismo. Es muy fácil hacer eso mismo con una firma digital. Pero esto presenta problemas: Para evitar el doble gasto los participantes deben revisar con el banco que un billete es válido antes de completar un pago. Pero al hacerlo el banco va a conocer todas las transacciones de los usuarios. Se pierde la intimidad.

Al final, el problema más importante no es el doble gasto por sí solo, sino evitar el doble gasto al tiempo que se protege la intimidad de los usuarios.

Ya en los 80 y 90, se abordaron estos problemas. No es algo que se le ocurriera a Satoshi en 2008.

Phil Zimmerman intentó resolver la necesidad de confianza en una entidad central con el “Web of Trust”, que implantó en PGP. Básicamente cada usuario firma las claves públicas que conoce. De manera que se pueden establecer relaciones transitivas de confianza. Es un sistema débil, pero demuestra que la voluntad de eliminar la necesidad de autoridades de confianza ya estaba ahí hace tiempo.

David Chaum inventó las firmas opacas para aportar anonimato al dinero electrónico. El dinero electrónico sigue siendo un dato firmado pero de una forma especial. El banco firma sin ver exactamente qué es lo que ha firmado; todo el mundo puede verificar que la firma es auténtica y representa un determinado valor, y la identidad del poseedor del billete electrónico está oculta mediante una técnica de compartición de secretos de manera que es inaccesible si sólo lo utiliza una vez, pero será evidente si intenta pagar dos veces con el mismo billete. El modelo de Chaum presentaba dos problemas importantes:

  1. La seguridad del sistema requería que los pagos fueran online para que el receptor del pago pudiera validar el billete con el emisor. Esto hoy se da por supuesto en blockchain, pero la conexión permanente a Internet no era algo asumible en los 80-90.
  2. El sistema funciona sobre la base de la confianza en un emisor de moneda.

Cuando sigues estos pasos es fácil comprender qué problemas intentaba resolver Satoshi: Eliminar la necesidad de confianza en una autoridad central y, a la vez, prevenir el fraude del sistema.

Volviendo a la pregunta: Lo expliqué un poco como lo he hecho ahora. Diseñando un sistema de pago a través de las herramientas disponibles y explicando las soluciones que se han ido dando a los problemas que surgían en cada iteración.

– Una vez entregado el TFC, ¿has encontrado ofertas profesionales del mismo campo?, ¿has pensado en dedicarte a esto?, ¿cuál ha sido tu trayectoria profesional?

Jaime: Cuando presenté el TFC entré a la mili. Perdí el hilo de los cypherpunks y me desactualicé. A mi vuelta busqué trabajo en algo relacionado con el dinero electrónico anónimo. Me moví por entidades financieras, medios de pago, centros de investigación, conferencias… No encontré nada.

Las entidades financieras y medios de pago estaban fundamentalmente concentrados en la comercialización de tarjetas de crédito y débito. Había interés en las tarjeta monedero, pero ni era desarrollo local ni estaba exactamente basado en la misma tecnología. En centros de investigación, conferencias, etc el foco estaba en el uso de criptografía para transmisión confidencial de información.

No encontré en España oportunidades profesionales en este terreno. Había foros de interés sobre criptografía como kriptópolis, pero el dinero electrónico anónimo era un asunto muy minoritario.

A finales del 96 llegué a la conclusión de que no conseguiría trabajo sobre el tema en España. Decidí que tras las navidades hablaría con Hal para que me ayudara a ir a Los Ángeles. Casualmente me llamaron durante las vacaciones para ofrecerme entrar en una nueva startup en Madrid. Un ISP como tantos que surgieron en aquella época gracias a las facilidades que aportaba Infovía. A partir de ahí desarrollé mi vida profesional al margen de la criptografía y el dinero electrónico.

– ¿Actualmente estás haciendo algo relacionado con la tecnología Blockchain?

Jaime: En la actualidad soy responsable del centro de excelencia en comunicaciones de una entidad financiera global y colaboro de forma estable con el laboratorio corporativo de innovación en Blockchain. Mi aportación se centra en definir cómo se debe implantar y operar una red blockchain de producción en un entorno empresarial real. También realizo funciones de evangelización y formación impartiendo conferencias de introducción a Blockchain y Distributed Ledger Technologies.

– ¿Cual crees que es el futuro de Bitcoin y las criptomonedas en general?

Jaime: La evolución de todo hoy en día está en la digitalización. El dinero electrónico será el dinero del futuro, pero queda mucho por resolver:

  • Seguridad de la sociedad: El anonimato en el dinero electrónico es muy deseable, pero hay que encontrar mecanismos que permitan limitar que sea aprovechado por criminales.
  • Agilidad: El dinero electrónico debe escalar a niveles de transaccionalidad muy superiores a los disponibles hoy en bitcoin o ethereum.
  • Usabilidad: Un sistema sólo se puede considerar democrático si es utilizable por todos. Hoy en día las criptomonedas son complejas, tanto en su uso como en la economía asociada a ellas.

Bitcoin no ha sido el principio del dinero electrónico y yo no lo veo como un destino, sino como una etapa. Igual que a Ethereum. Estoy convencido de que Blockchain es un cambio disruptivo y parece que ahora tenemos algo verdaderamente serio entre manos, pero aún joven. Necesitamos tiempo, la tecnología y la sociedad, para madurar.

Pero más que Bitcoin o las criptomonedas, lo que más me interesa es la utilidad de las Distributed Ledger Technologies. Blockchain nos ha dado algo mucho más importante que las criptomonedas. La capacidad de mantener sincronizada de forma segura y trazable la información entre distintas partes que no confían entre sí es el mecanismo clave para rediseñar muchísimos procesos en las empresas y en nuestra sociedad. Esto es lo que, en mi opinión, tendrá un mayor impacto a largo plazo.

Hasta aquí la entrevista con Jaime, a quien agradecemos el tiempo dedicado a contestar esta entrevista que creemos que es de gran interés para toda la comunidad interesada en el mundo cipherpunk, criptomonedas, tecnología Blockchain y sus aplicaciones.

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