Por Cristina Murgas, periodista y directora de Comunicación Área Financiera e Institucional de QUUM
Hablamos de innovación tecnológica y más allá de las Finanzas, las FinTech, el cripto sistema y el sector tecnológico, la Web3, los NFTs y los metaversos son del mundo real. Empresas como Ticketeame, promovida por su fundador Ricardo Lucena, MintOne dirigida por Siddharth Harjani y Stadioplus, plataforma de NFTs y deporte impulsada por Jon Fatalevich son ejemplos de nuevos negocios en torno a este trinomio disruptivo, inclusivo e interactivos en múltiples sectores.
Asistimos a la revolución de las Finanzas Descentralizadas, a la aplicación de Blockchain en la generación de nuevos negocios, a la tokenización de la economía, a la descentralización más allá del dinero, en resumen, vivimos la edad de oro de la innovación con la evolución de Internet y el universo Bitcoin.
Estos términos nos aportan una nueva forma de entender las relaciones sociales y por lo tanto de construir un futuro compartido. En la Web3 los activos (los datos son un tipo de activos) están tokenizados. Usar la Web3 para aportar valor puede hacerse desde cualquier empresa.
«Todos los activos del mundo estarán tokenizados. Hablamos de una industria que para 2030 se espera crezca en más de 16 trillones de dólares frente a los no más de 600 billones que tenemos hoy. En solo 7 años esperamos un crecimiento de más de 30 veces”, pronostica Miguel Caballero, CEO de Tutellus.
La Web3, los NFTs y los metaversos son conceptos que se han puesto de moda en el siglo XXI, pero que se lleva gestando desde tiempo atrás. Han llegado para quedarse aportando eficiencia, optimización de procesos, desintermediación, fomentando la libertad de los negocios desde la diversidad del pensamiento en un mundo digital.
Los datos son el petróleo del siglo XXI
La Web3 es una evolución de Internet y representa la web y los servicios del futuro, irrumpiendo en los modelos actuales de forma drástica: mientras que en la Web2 las grandes empresas (Google, Amazon, Facebook, Apple…) eran las dueñas de los datos de los usuarios y hacían negocio con ellos, en la Web3 los usuarios estarán empoderados, debido precisamente a la propiedad de dichos datos, que al menos es compartida.
“Sin duda ninguna tenemos que ver la Web3 como un instrumento de cambio social: por primera vez en la historia, los ciudadanos podemos generar, almacenar y mover el valor que forjamos con nuestros hábitos. Hasta ahora, este derecho solo estaba en manos de las empresas. Si en la Web3 los ciudadanos podíamos capturar valor debemos ver esta industria como un medio que nos ayudará a ser más libres, a depender menos del sistema. ¿Quién no quiere tener más libertad y ser más libre? cuestiona Caballero, precursor de negocios disruptivos, amante de las DeFi y del emprendimiento tecnológico y autor del libro “Web3 para inquietos”.
Los principales desafíos se encuentran más en el lado de la adopción: interactuar con servicios Web3 deberá ser igual de fácil que usar Google, Facebook. Los datos son el petróleo del siglo XXI, en la Web3 los usuarios son los dueños de ese petróleo.
El Boom de los NFTs
La implementación sectorial de la Blockchain es muy amplia. Concretamente, en lo referentes a NFTs, 2021 ha sido su año de expansión, con un mercado estimado de 35.000 millones de euros invertidos, cifra que se acerca al mercado mundial del arte en 2021 (44.000 millones de euros), explica Juan Alberto Sánchez, profesor del Máster en Blockchain e Inversión en criptoactivos del IEB.
“Este es precisamente uno de sus usos y aplicaciones con más relevancia actualmente. Pero hay otros muchos sectores que abrazan su utilidad, como el deporte, videojuegos, real estate, logística… En realidad, se puede convertir a NFT prácticamente todo, ya sea un activo físico o digital (inmuebles, entradas para un evento, títulos que acrediten propiedad, datos personales…), por lo que resulta imposible acotar su aplicabilidad”.
Los Metaversos, en etapa temprana
El concepto de metaverso ha existido desde hace varias décadas, pero ha evolucionado con el tiempo. Fue popularizado por Neal Stephenson en su novela de ciencia ficción «Snow Crash», publicada en 1992. En la novela, el metaverso se describe como un espacio virtual en línea donde los usuarios pueden interactuar y participar en diversas actividades.
Sin embargo, en términos más amplios, el concepto de un metaverso, como un espacio virtual compartido y tridimensional, ha sido explorado en diferentes formas a lo largo de la historia. Los videojuegos multijugador en línea, los mundos virtuales y las plataformas de realidad virtual han sido precursoras del metaverso actual.
En años más recientes, el término «metaverso» ha ganado popularidad gracias al interés y la inversión de las grandes empresas de tecnología como Facebook y, Google. No obstante, aun en una etapa temprana de desarrollo y su implementación a gran escala aún está en proceso.
De nuevo, los sectores en los que en un futuro nos podamos desenvolver a través del Metaverso son muy amplios, más allá que el de los videojuegos y entretenimiento, que acapara el mayor protagonismo de su caso de uso hoy en día. En un futuro debería ser un ingrediente más de la transformación digital empresarial e industrial.