Prueba de educación en Universidades. Una nueva forma de propiedad intelectual

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Uno de los grandes desafíos para la Universidad es la mejora innovadora de los procesos administrativos y académicos, de la emisión de diplomas y certificados, de producción de contenidos académico-científicos y de otros muchos otros procedimientos.

Ismael Santiago, es autor de la última obra publicada en 2019 por la editorial Nowtilus: «La Nueva Economía. Blockchain y Criptomonedas en 100 preguntas» Donde explica detalladamente como la tecnología de cadena de bloques transformará la generación de la propiedad industrial e intelectual a nivel mundial, como son, por ejemplo, las patentes a nivel internacional.

Blockchain es una tecnología emergente que permite la gestión pública eficiente, transparente e integrada de la información y los datos en las universidades.

Las cadenas de bloques proporcionan una plataforma transparente, veraz, inmutable y rica sobre la que crear una red global para la formación universitaria. Esta tecnología disruptiva y transversal puede ayudar a reinventar la Educación Superior de una forma que el Internet como lo conocemos nunca pudo hacerlo.

La tecnología de cadena de bloques permitirá validar, de forma veraz, ágil, transparente y segura el procesado de los certificados de los cursos universitarios de graduación, posgraduación y extensión. Otra mención al respecto, merece la emisión de los diplomas de los licenciados de cualquier modalidad, maestros y doctores, que a veces lleva meses hasta materializarse y poner los documentos a disposición de los solicitantes. Se espera que blockchain pueda efectuar la emisión de dichos certificados para las universidades de manera rápida, inmutable y segura.

Blockchain puede acelerar el fin del sistema de certificación en papel. Hasta ahora, el uso de los certificados digitales se había paralizado debido a la facilidad con la que podían ser falsificados. La cadena de bloques facilita a las organizaciones una forma de emitir certificados digitales inalterables y válidos a perpetuidad, ya que su autenticidad se puede contrastar con el propio sistema.

En resumen, la tecnología blockchain puede facilitar significativamente la validación de los datos que se comparten y distribuyen entre los diversos agentes implicados en los procesos universitarios, además de mejorar significativamente en el aumento de la velocidad de la circulación de los datos y documentación dentro de las universidades.

La clave del interés por la cadena de bloques radica en su capacidad de pasar de un sistema de registro de datos centralizado a un sistema distribuido que asegure la no alteración de la información y el mantenimiento de la privacidad.

Pero, ¿qué es la tecnología blockchain o de cadena de bloques?

Una cadena de bloques o blockchain es un registro o base de datos descentralizada que permite que la información sea guardada y compartida por una comunidad, cuyos usuarios de esta red llevan a cabo complejos algoritmos que aseguran la integridad del sistema. Los registros de información son transparentes, inmutables y localizables, lo que permite a sus miembros el acceder a todo el historial de transacciones.

Blockchain está formada por una compleja red de firmas digitales denominadas hashes (una huella dactilar digital de los datos, para que nos entendamos). El hash criptográfico tiene como finalidad la inmutabilidad de la información y el dificultar el adulteramiento de los datos presentes en cada cadena de bloques mediante el almacenamiento del hash del bloque anterior en el bloque siguiente. Los hashes garantizan la inviolabilidad de las informaciones almacenadas en dichos bloques de datos. Para hackearlos sería preciso romper a un tiempo la criptografía de todos los bloques de la cadena en todos los nodos de la red del sistema, puesto que las transacciones realizadas quedan registradas en todos ellos, lo que proporciona seguridad y privacidad al sistema mediante formas de consenso basados en la teoría de juegos y el empleo de una clave pública (que identifica la dirección del usuario) y de una la clave privada (cuando el usuario realiza transacciones en la red blockchain), dotadas por el sistema.

Los participantes de una blockchain están interconectados en una red de valor que actúa sin una autoridad central definida.

Volviendo al tema que nos ocupa, cabe decir que desde el siglo XIX se ha utilizado la expresión “torre de marfil” para referirse a un entorno en el que los intelectuales piensan y hacen búsquedas desconectadas de las preocupaciones de la vida cotidiana. Si nos centramos en el ámbito universitario la metáfora de la torre de marfil todavía contiene uno de los fallos más importantes en el actual sistema de aprendizaje universitario: en un mundo hiperconectado creciente como el actual, las universidades continúan actuando como grandes islas aisladas de aprendizaje y formación que no han sabido emplear Internet para romper los muros que dividen a profesorado, familias, instituciones y estudiantes.

Con la tecnología blockchain, la Universidad se convertirá en una red y un ecosistema, no en una torre de marfil. Los innovadores contarán con una gran oportunidad para crear una experiencia formativa universitaria sin precedentes, permitiendo a los estudiantes organizar sus itinerarios de aprendizaje con el apoyo de una red global de instructores y facilitadores educativos, además de poder ensamblar los mejores materiales formativo online del mundo. Para ello las universidades requerirán profundos cambios estructurares. La tecnología blockchain proporciona una plataforma transparente, segura y veraz en la que crear una red global para la formación universitaria. Con la cadena de bloques podremos definitivamente reinventar el antiguo modelo educativo universitario y transformar su arquitectura para una futura generación de estudiantes a lo largo de toda la vida.

Las aplicaciones de la tecnología blockchain para la educación todavía están en fase de prueba. Muchas instituciones están realizando sus estudios piloto para la acreditación de certificados mediante el uso de blockchain.

Desde hace casi varios años, en el MIT (Massachusetts Institute of Technologyes) están tratando de aplicar las cadenas de bloque a la certificación académica, siendo los líderes en la creación de credenciales basadas en blockchain, desarrollado un estándar abierto para registros digitales verificables con una empresa llamada Learning Machine. Tambié, la Universidad Comunitaria Central de Nuevo México en Albuquerque comenzó a emitir «credenciales digitales propiedad de los estudiantes» en una plataforma de blockchain que la universidad planea poner a disposición de otras instituciones educativas.

La capacidad de blockchain para administrar, compartir y proteger contenido digital lo hace ideal para ayudar a los investigadores, miembros de la facultad y otros directores de educación superior a crear propiedad intelectual, compartirla y controlar la forma en que se usa. Los profesores, por ejemplo, podrían ser recompensados en función del uso real y la reutilización de sus materiales de enseñanza, de manera similar a como son recompensados en base a citas en trabajos de investigación y revistas.

Los expertos señalan que la mayoría de las industrias se verán afectadas por esta tecnología con el mismo impacto disruptivo que lo hizo Internet. Los expertos consideran a la tecnología blockchain como la segunda generación de Internet

Por último, más allá de los certificados digitales, la tecnología blockchain ofrece a las universidades la posibilidad de un seguimiento detallado sobre la propiedad industrial e intelectual que se generan en estos centros de formación avanzada por los investigadores de los mismos: quién la ha generado, empleado y asociarla con créditos, que se podrían traducir bien en forma de pagos o de reputación académica.

Este tipo de sistemas de propiedad intelectual podría servir, por ejemplo, como base de una nueva forma de gestionar integralmente patentes, de publicaciones científicas o como vía para el seguimiento de la producción y el empleo de contenidos educativos de código abierto, lo que supondría un potente impulso para incentivar la apertura de la educación y los recursos educativos.

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