Bielorrusia es un país que últimamente ha estado en la palestra mundial debido a la represión contra la oposición y la disidencia, luego que el presidente de ese país, Aleksandr G. Lukashenko temiendo ser derrocado, falsificó los resultados electorales.
A raíz de este punto de inflexión en la política de Bielorrusia, en el que Lukashenko, se declaró ganador con el 80% de los votos, con la finalidad de otorgarse un sexto mandato, ya que es presidente de ese país desde 1994, propició que sus ciudadanos emigraran del país.
Cansados de las condiciones económicas de una economía que no está al nivel de sus vecinos europeos, muchos jóvenes han decidido marcharse en búsqueda de oportunidades en el extranjero, bien sea en otros países euroasiáticos o en los países de Europa del Este.
Pero ahora, Lukashenko, ha realizado una propuesta a sus ciudadanos como una solución para detener esa emigración de sus ciudadanos al extranjero en búsqueda de oportunidades y trabajo, que ha despertado la curiosidad del mundo cripto.
Lukashenko propone a los bielorrusos que en lugar de viajar a Polonia o Alemania, para finalmente terminar empleado en la agricultura de esos países por poco dinero, que se queden en el país y aprovechen las instalaciones industriales abandonadas para minar criptomonedas.
La minería de criptomonedas es un proceso en el que los mineros utilizan la potencia informática que se expresa en (hash) y mucha energía eléctrica, para procesar transacciones y obtener como resultado las recompensas calculadas por la red, en este caso nuevas criptomonedas.
Este proceso de la minería de criptomonedas, es técnicamente un proceso que de agregar nuevos registros de transacciones mediante bloques a una cadena de bloques o blockchain, tras haberse resuelto un complejo problema matemático, tras lo cual se obtiene una recompensa.
Pero para llevar a cabo este proceso, no solo se debe contar con una gran máquina de minería con gran potencia informática, sino que también se debe garantizar una red de energía eléctrica estable, que por un lado alimente los equipos de minería y por el otro los enfríe.

Por ello, a finales del mes pasado en medio de la inauguración de la planta de minería y procesamiento Petrikovsky, Lukashenko aseguró que los ciudadanos de Bielorrusia estarían mejor resolviendo problemas matemáticos que buscando trabajos mal pagados en el extranjero.
De acuerdo al presidente de Bielorrusia, los ciudadanos de ese país tienen que entender que «no los están esperando en ningún sitio» y, por ese motivo, deben apostar por «construir algo basado en la electricidad«, ya que el país cuenta con abundantes fuentes de energía barata.
Pero hay que aclarar, que esta no es la primera vez que Lukashenko propone algo similar, pues ya en abril de 2019, sugirió destinar el excedente de energía producido por la central nuclear de la región de Grodno para alimentar las granjas de minería de activos digitales.
Como resultado de esto, se aumentaría la rentabilidad de los mineros y se utilizaría energía producida por la central nuclear, que de otro modo se desperdiciaría, aunado al hecho que los mineros de criptomonedas tendrían control total sobre su dinero.
Sin embargo, no todos están conformes con la propuesta de Lukashenko, que es considerado el “último dictador de Europa”, pues está usando las criptomonedas para sortear las sanciones impuesta por occidente contra sus funcionarios, lo que le permite tener acceso a dinero fuera del sistema financiero global.
Bielorrusia habría sido sancionada en su momento, en intento por parte de un grupo de naciones occidentales, por la manipulación de las elecciones y la brutal represión de las protestas pacíficas de los ciudadanos que se oponían a su régimen.
Una tensa situación que el propio Lukashenko se encargó de acrecentar, cuando con un avión de combate, obligó al aterrizaje del avión de pasajeros de Ryanair que volaba en su espacio aéreo de Atenas a Vilnius, Lituania, para detener a un periodista bielorruso que era crítico a su régimen.
Pero Lukashenko no está solo, pues el presidente ruso Vladimir Putin es su más fuerte aliado, el cual extendió un préstamo de $1.5 mil millones a Bielorrusia en 2020 como un «gesto de apoyo» y ayuda voluntaria de la policía rusa durante las protestas.
Por otro lado, la propuesta del presidente de Bielorrusia, también llega en un momento en el que la minería de criptomonedas no es bien vista por los defensores del medioambiente, debido al alto consumo energético de las grandes plantas industriales de máquinas que operan 24 horas al día.

Como se recordará desde que el Centro de Finanzas Alternativas de la Universidad de Cambridge (CCAF, por sus siglas en inglés), publicó el Cambridge Bitcoin Electricity Consumption Index (CBECI), la minería de criptomonedas, está siendo muy criticada.
En el CBECI, se compara que si el bitcoin fuera un país, consumiría más electricidad que Finlandia, Suiza o Argentina en un año.
Ello obviamente en un mundo caótico por sometido por el cambio climático que es cada vez más notorio, ha generado una mala fama para esta actividad.
De hecho, en China, el principal país utilizado desde hace años para la minería de criptomonedas, por tener gran disponibilidad de energía barata, se ha comenzado a ver como hasta mediados de junio de este año, se ha comenzado a perseguir a la minería de criptomonedas, que ya no es legal.
En el gigante asiático, se vivía una especie de dualidad, ya que por una parte, era uno de los países con mayor control sobre las monedas digitales y, por otro lado, era el paraíso de la minería gracias a las facilidades de acceso a la energía barata proveniente de centrales hidroeléctricas.
Sin embargo, ahora las autoridades chinas supuestamente preocupadas por el impacto medioambiental de esta actividad, decidieron acelerar la presión regulatoria contra la minería de criptomonedas, provocando un éxodo masivo de mineros a países más laxos con esta actividad.
Lo cierto es que todos saben, que las naciones que tienen gobiernos y líderes sancionados a través del sistema financiero internacional, buscan un escape a estas sanciones mediante las criptomonedas.
Regímenes en países como Bielorrusia, Irán, Venezuela o Cuba, entre otros, se han mostrado abiertos al uso de criptomonedas en sus economías y a favorecer un entorno especial para la minería con el objetivo de escapar de las sanciones impuestas a través del sistema financiero internacional.