El Fondo Monetario Internacional (FMI) publicó un escrito sobre las criptomonedas como moneda de curso legal, titulada “¿Criptoactivos como moneda nacional? Un paso demasiado lejos” fue escrito por Tobias Adrian, quien es consejero financiero y director del Departamento de Mercados Monetarios y de Capital del FMI, y por la consejera general y directora del Departamento Jurídico del FMI, Rhoda Weeks-Brown.
En la publicación el organismo internacional reitera nuevamente su posición sobre las criptomonedas, afirmando que los activos cripto no deben convertirse en tendencia como moneda nacional.
«Como moneda nacional, los criptoactivos, incluido el Bitcoin, conllevan riesgos sustanciales para la estabilidad macrofinanciera, la integridad financiera, la protección del consumidor y el medio ambiente».
«Los criptoactivos se pueden usar para lavar dinero mal habido, financiar el terrorismo y evadir impuestos. Esto podría representar riesgos para el sistema financiero de un país, el equilibrio fiscal y las relaciones con países extranjeros y los bancos correspondientes» se lee en la publicación.
Ya antes el FMI se había pronunciado contra esta adopción. A escasos días de la aprobación de la Ley Bitcoin en el Salvador, el organismo internacional manifestó que esto conllevaría a una serie de problemas macroeconómicos.
Los directores del organismo dijeron que no creen que los criptoactivos se popularizarán ya que las personas en países con economías estables tendrán “muy pocos incentivos para fijar precios o ahorrar” en criptoactivos, mientras que las economías menos estables preferirían adoptar “una moneda de reserva reconocida a nivel mundial como el dólar o el euro”.
E insistieron en que los gobiernos “deben intensificar la prestación de estos servicios … Intentar convertir los criptoactivos en una moneda nacional es un atajo desaconsejable”.
Aspectos resaltantes
En la publicación argumentaron que «Un criptoactivo podría, sin embargo, “convertirse en un vehículo para que las personas no bancarizadas realicen pagos, pero no para almacenar valor”, opinaron, enfatizando que “se cambiaría inmediatamente a moneda real una vez recibido”.
No obstante los autores consideran que las nuevas formas digitales de dinero tienen el potencial de proporcionar pagos más baratos y rápidos, mejorar la inclusión financiera, mejorar la resistencia y la competencia entre los proveedores de pagos y facilitar las transferencias transfronterizas.
Pero que para llevarlo a la práctica se requiere una inversión significativa, así como decisiones políticas difíciles, como aclarar el papel de los sectores público y privado en la provisión y regulación de formas digitales de dinero.
Entre otros aspectos resaltaron que los bancos y otras instituciones financieras también podrían estar expuestos a las fluctuaciones masivas en los precios de los criptoactivos, señalaron los directores del FMI.
Agregaron que la minería de criptomonedas, como bitcoin, requiere «una enorme cantidad de electricidad para alimentar las redes informáticas». Al enfatizar que «las implicaciones ecológicas de adoptar estos criptoactivos como moneda nacional podrían ser nefastas».
Al respecto agregaron: «Además, el uso generalizado de criptoactivos socavaría la protección del consumidor. Los hogares y las empresas podrían perder riqueza a través de grandes cambios de valor, fraude o ciberataques».