Bill Ackman sobre Terra y el «Criptocrash»

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Estas últimas semanas hemos presenciado lo que ya se ha dado a conocer en el ecosistema cripto como “Criptocrash”. Tras la caída de la criptomoneda Terra, que estaba destinada a estar en paridad con el dólar (hasta 0,3 dólares por unidad de criptomoneda, que dejan en una posición comprometida esa ansiada paridad), y la ruptura, una vez más, de un proyecto que se las veía todas consigo, este caso ha arrastrado a los avernos al resto de criptomonedas. Se ha llegado a ver a Bitcoin, incluso, rayando los 21.000 euros de valor.

Como sabemos, las criptomonedas estables pueden respaldarse en cuatro activos diferentes: moneda fíat, otras criptomonedas, metales preciosos (oro, plata, etc), bienes raíces, o pueden no estar respaldadas en ningún bien. En este último caso, estas stablecoins, también conocidas como criptomonedas no colateralizadas, al no estar asociadas a ningún valor externo, la forma de protegerse de las fluctuaciones del mercado se hace mediante un algoritmo. Este ha sido el caso de Terra (UST), la criptomoneda objeto del presente artículo. 

El mecanismo, en el caso de Terra, era más complejo: controlaban su valor por medio de dicho algoritmo, pero se respaldaban en la criptomoneda Luna: si los operadores lo estimaban oportuno para controlar el valor de Terra, cambiaban sus tokens Luna por Terra, y “quemaban” las unidades equivalentes de Terra.

Al mismo tiempo, este mecanismo estaba controlado por la Fundación Luna, que en su día adquirió unidades de Bitcoin para poder respaldar esta criptomoneda.

Recapitulando, una cripto que respalda a otra. El “metarespaldo” que me gusta llamarlo (nunca mejor dicho). 

La Fundación Luna se hace llamar una organización sin ánimo de lucro establecida en Singapur y dedicada a crear y proporcionar una mayor soberanía económica, seguridad y sostenibilidad de software y aplicaciones de código abierto que ayudan a construir y promover una economía verdaderamente descentralizada», fundación presidida por Do Kwon. «En caso de que el precio de mercado de UST se desvíe considerablemente de la vinculación con el dólar, los tenedores de UST podrán cerrar el arbitraje y devolver el precio de mercado de UST a la vinculación intercambiando UST por activos importantes no correlacionados como BTC que capitalizar la reserva», explica la mencionada fundación. 

Ahora cobra más sentido el Criptocrash: Terra se respaldaba en Luna, y Luna, en Bitcoin. Y todos sabemos que cuando cae Bitcoin, provoca un efecto mariposa. Muchos han sido los que se han pronunciado al respecto de lo sucedido. Aunque, en mi opinión, poco hay que pronunciarse: a seguir acumulando quien pueda, y fin. Cosas que pasan.

El multimillonario de los “hedge funds”, Bill Ackman, ha catalogado el Criptocrash como la versión criptográfica de un esquema piramidal. Yo no sé si esto es cierto, pero viene bien tener en cuenta (de nuevo) que, sin querer emitir consejos de inversión de ningún tipo, hay que saber dónde metemos el dinero.

Bill Ackman, en un fugaz análisis a través de un hilo de Twitter, señaló que a los inversores se les prometía una rentabilidad del 20% respaldada por un token que generaba valor a partir del aumento de la demanda a través de nuevos inversores. Por otra parte, subrayó el hecho de que Terra no tiene ningún “negocio fundamental subyacente”, sino que atraía más seguidores y limitaba la oferta de su token a través de un calendario de adquisición de derechos, siendo el colapso de Terra provocado, finalmente, una estampida de vendedores, que puso en duda a los compradores. 

Y es que, como nota final, reflexión que personalmente comparto, los proyectos cripto y la aplicación de la tecnoloigía de la cadena de bloques es más que interesante, y deseable. Pero en el día a día nos encontramos con la problemática de problemas como el de Terra, negocios que no aportan un valor adicional al mercado, y que están abocados al fracaso. 

Por otra parte, hemos de tener en cuenta este suceso para mirar hacia delante, y recordar que nadie es ejemplo de nada. Estoy convencido de que ni siquiera el propio Ackman sabía en realidad de qué iba Terra (yo, desde luego, no hasta que he decidido investigar para la redacción del texto que ahora lees). A toro pasado, todos sabemos lo que hubiera sido mejor. 

En definitiva, espero y deseo que ninguno de los lectores de este periódico haya perdido alguna parte de sus ahorros en este proyecto, y que lo utilicemos como enseñanza vital de cara al futuro. 

Para Ackman, proyectos como el de Terra amenazan al ecosistema cripto, en tanto en cuanto se lanzan al mismo con mejor estrategia de mercadotecnia que modelo de negocio. El caso de Terra parece ser algo más grave que un “cisne negro”. Señaló como solución al problema por parte de la industria de las criptomonedas el trabajar para autorregularse, incluyendo la eliminación de los proyectos de activos digitales que no tienen modelos de negocio subyacentes. 

Afirmó que la alternativa sería una «regulación paralizante» que afectaría tanto a los proyectos buenos como a los malos. El multimillonario también reprendió a la industria por exagerar los tokens «que no están respaldados por empresas», y dijo que este comportamiento podría acabar destruyendo toda la industria. 

Advertencia "La inversión en criptoactivos no está regulada, puede no ser adecuada para inversores minoristas y perderse la totalidad del importe invertido"